Capitulo 4

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Aquí estoy.
Un poco ridículo pero triste, mi cena de navidad.
¿Qué se supone que debería hacer ahora? ¿Cantar villancicos?
No me imagino a mi madre, quizá se haya olvidado de mí  o tal vez esta desesperada llorando en nuestro cómodo sofá... claro el que papa nos dejo antes de irse, irse con alguien más...
No pude aguantar las inmensas ganas de llorar  y me quebré.

No supe cuando ni como pero me quede dormida y al despertar por fin pude verle la cara al niño que me había traído comida desde el día en que me encerraron ahí, no lo había visto por que siempre usaba un pasamontañas negro de una tela corriente que solo dejaba a la vista sus ojos azules. 

Esta vez podía ver su cabello despeinado y liso, negro como la noche, su piel era blanca casi como la leche, sus ojos tan profundos de color...

¡Espera! ¿¿¿¿Qué????

¡¿¡¿Ojos morados!?!?

Me quede atónita y el volteo hacia mi con curiosidad y me dijo sutilmente...
¿Y tú qué eres?

Sin salidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora