Capítulo 2.

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— ¿Yo? —Tartamudeó. Asentí y me recosté del espaldar de la cama mientras lo miraba fijamente a los ojos. Podía notar su nerviosismo a kilómetros de distancia y él creía que no. Me moví hasta el borde de la cama y le di mi mano para que la tomara, él lo hizo y se sentó frente a mí. —No hablaba con nadie ¿sí? Debió ser sólo una pesadilla, estaba por acostarme a tu lado.

Lo miré aún convencida de que no decía la verdad y le di un abrazo. —Está bien. —Sus brazos me rodearon. «Puedo averiguarlo por mi cuenta. »

—Ahora vamos a dormir. —Dijo quitando su camiseta y tirándola a un lado. Elevé una ceja y me crucé de brazos. — ¿Qué? —Preguntó y yo me aclaré la garganta observando en dirección a la camiseta en el suelo. Harry pudo notarlo y la recogió. —Lo siento. —Asentí con una sonrisa y me volví a acostar mientras él apagaba la luz y terminaba de desvestirse antes de acostarse a mi lado. Sus brazos me rodearon en un cálido abrazo por la espalda y su pecho se relajó antes de quedarse dormido como un bebé. Algo que para mí mala suerte, no me sucedería.

Tomé una bocanada de aire y miré la hora. 1:05 a.m. y eso me decía que tendría insomnio toda la noche. Me levanté con sumo cuidado de la cama para no despertar a Harry y caminé hasta el baño, lavé mis dientes y me dirigí a la cocina por una taza de café recién preparado. El humo salía de la cafetera mientras yo le untaba algo de jalea a una tostada y la dirigía a mi boca, para cuando el café estuvo listo, le coloqué unas cucharadas de azúcar, tomé mi taza con el contenido oscuro en su interior y me detuve frente a las puertas de vidrio que daban hacia la terraza, el clima afuera parecía frío, subí a buscar un suéter y una sombra apareció de repente. Di un leve salto y un gato atravesó la terraza dejándome respirar.

Salí y tomé asiento frente a los barandales, coloqué la taza sobre la mesa mientras apoyaba mis pies sobre el barandal y abría un libro que había dejado a la mitad hace un par de días, antes de que todo pareciera cambiar de repente.

«— ¿Harry? —Pregunté desde la cocina mientras escuchaba una puerta rechinar, el viejo apartamento de Harry solía hacer estos ruidos todo el tiempo sin el mayor esfuerzo de alguien, simplemente el viento, pero hoy, en un día frío, me había encargado de cerrar cada ventana del apartamento y encender la calefacción. Me asomé por la puerta de la cocina y nadie se encontraba en el pasillo de las habitaciones, miré hacia la entrada y la sombra de un hombre me paralizó hasta que quitó su capucha y pude notar el rostro divertido de Harry.

—Se acerca Halloween ¿sabes? —Dijo gracioso y yo rodé los ojos.

—Idiota. —Murmuré molesta. —Realmente me asustaste y por si no lo sabías, faltan 2 semanas para eso. —Lo miré entrar en la cocina y dejar un suave beso en mis labios.

—Pues no es la única sorpresa que te tengo. —Lo miré confundida y él sonrió dejando sus hoyuelos marcarse en su rostro. No pude evitar sonreír con él. —Somos libres. Ya estamos seguros, ¡podemos volver! Ya nadie nos persigue, hablo de que, en serio somos libres. —Me beso unos segundos antes de separarse y mirarme contento.

— ¿Hablas en serio? —Sonreí.

— ¡Sí! Podríamos comprar una casa en la ciudad, volver a estar cerca de tu familia, sé que aún no te adaptas a este viejo pueblo y por eso quiero volver.»

Desde entonces Harry había planeado cada paso que daríamos hasta encontrar la casa adecuada para nosotros, donde una vida complicada quedara en el pasado, aunque tenía el leve presentimiento de que eso nunca sería así. Miré hacia mi libro las palabras subrayadas con un lápiz claro que me indicaban adónde había quedado. Tomé una bocanada de aire y suspiré antes de beber un sorbo de mi café y continuar mi lectura. Las hojas fueron pasando poco a poco hasta que de pronto un vacío negro se posó frente a mis ojos.

— ¿Sel? —Escuché que me llamaban y traté de moverme, pero un dolor en mi espalda lo hacía realmente difícil. —Dios amor, te quedaste dormida afuera. —Abrí los ojos ante la voz de Harry y me encontré con su sonrisa frente a mí mientras sus brazos me rodeaban para cargarme, dejó un beso en mi cuello y me llevó hasta la habitación. — ¿Puedo preguntar?

Negué graciosa y me acosté sintiendo mi espalda sonar ante la cama. Harry me miró con el ceño fruncido. —No tenía sueño y decidí preparar café, ir a la terraza y leer un libro en plena madrugada hasta quedarme dormida, ¿es eso malo? —Pregunté graciosa y él sonrió mientras negaba.

—Lo es cuando ponen en riesgo a mi hermosa novia. —Me besó y se dirigió a la ducha mientras me comentaba desde el baño los nuevos proyectos de la empresa, para mi suerte, aún tenía algo de café o me hubiese quedado dormida. —Por cierto...— Salió del baño con una toalla en su cadera y con otra secaba su cabello. —La cena con mi jefe ha sido cambiada de fecha, parece que sólo será una cena en la oficina pero él no se presentará.

—Oh, bueno, será para después. —Dije y dejé la taza a un lado mientras bostezaba. Harry se vistió y le hice seña para que se acercara. Le acomodé el nudo de la corbata y reí. .Es algo irónico verte con traje, ¿quién diría que terminarías como un empresario importante? —Harry me miró gracioso y me dio un beso antes de bajar a la cocina, cuando volvió tenía un sándwich y café caliente.

—Ya me tengo que ir. Volveré en la tarde. —Me besó. —Tal vez hasta te visite luego. —Me guiño un ojo y besó mi frente antes de colocar la alarma para que me despertara y fuera al trabajo. —Adiós.

« ¿Qué te traerás entre manos, Styles?»

Harry's POV

Las calles de la ciudad estaban húmedas antes la lluvia que caía con rapidez, conduje por toda la autopista hasta que un semáforo en roja me detuvo. Mi teléfono sonó, dudé en atender pero terminé por ceder y lo coloqué en altavoz. — ¿Hola?

—El mismísimo Hazzard Edward Styles, contestando el teléfono. —Dijo la voz conocida y sentí un nudo formarse en mi garganta. —Quizás me recuerdes, ¿Justin? ¿Justin Bieber? —Me aclaré la garganta.

—Sí, claramente te recuerdo Justin. —Traté de sonar seco. — ¿Cómo has estado?

—No quiero formalidades, Styles, sólo te llamo por una cosa: necesito un favor. —Contestó.

—Yo... No puedo. —Dije pensando en Selena y en nuestra promesa.

—No era una pregunta, debes hacerlo, me debes unas cuantas ¿o ya lo olvidaste? —Suspiré y el semáforo cambió a verde y conduje más deprisa a la empresa.

—No, no lo he olvidado.

—No, no lo he olvidado

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Oscuros Secretos «H. S.»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora