Durante la semana restante Carolina se dedicó a pasear por la ciudad,alejada del zoco para evitar problemas, no había vuelto a ver al chico que le salvó de aquellos enfadados comerciantes.
Se pasó el resto de los días pensando en como sería su vida si se hubiera casado con Carlos, ¿alguna vez le hubiese dicho algo respecto a su relación con Marta?. Intentaba dar un sentido a su vida, pero ninguna dirección en las que pensaba encaminar su vida le valían, le parecían insuficientes. Decidió que hasta que no encontrara una verdadera motivación no volvería a Madrid, quedándose en Marruecos e intentando visitar todos sus rincones.
Sentada sobre la cama de su habitación abrió el libro, que había comprado en la estación de Atocha, comenzó a ojear sus paginas hasta que encontró la ciudad de Marraquech, capital de Marruecos, así que decidió que iría a pasar algunos días allí.
Pero antes de comenzar a hacer las maletas decidió ir a dar un paseo por la ciudad. Su humor había cambiado, ya no era aquella chica triste que arrastraba los pies por todo Chaouen, ahora caminaba con la cabeza bien alta y con paso firme.
Mientras caminaba observando cada uno de los rincones de aquel hermoso y alegre pueblo, cuando le entró un hambre voraz. Durante el tiempo que había estado en Marruecos había observado unos curiosos puestos de comida para llevar, con los típicos aperitivos marroquíes, nunca se había atrevido a probar alguno, debido a su mejorable aspecto, pero aquel día se decidió a probar uno de ellos.
Se acercó a uno de los puestos, y pidió una especie de carne rojiza clavada en un palillo alargado, le dio el primer bocado, la primera vez que lo saboreó le pareció demasiado espaciado, pero poco a poco le fue gustando más. Se sentó junto a una fuente para comer mientras observaba varios niños jugar a su alrededor. Le hacían sonreír, a pesar de lo poco que tenían eran felices y se conformaban con cualquier cosa. Se juzgaba así misma pensando en lo poco que había valorado la vida en los últimos meses.
Al cabo del rato decidió volver a caminar, aquellos niños que jugaban a su alrededor se unieron a su paseo, una niña le dio la mano, se sintió bien al sentir el calor de aquella pequeña, iban riendo y hablando entre ellos, ya que Carolina no entendía ni una sola palabra de lo que decían, pero con solo observarlos le hacían reír. Era la primera vez que reía en meses.
Todo iba sobre ruedas, incluso pensó en quedarse en Chaouen y no visitar Marraquech, cuando una punzada en el estómago de Carolina hizo detener aquel paseo. Sintió que sus piernas le fallaban y el sudor frío comenzaba a correr por su espalda, pensaba que iba a desfallecer, por lo que se sentó en el suelo, apoyada en una de las paredes de las casas, los niños al verla salieron corriendo por las callejuelas, abandonándola, los maldijo interiormente.
Toda la calle le daba vueltas, no tenía las fuerzas necesarias para ponerse en pie y volver al hotel, cerró los ojos unos minutos hasta que recuperó la suficiente fuerza para poder levantarse, una vez que lo hizo comenzó a andar, dando tumbos, pos la calles en busca del hotel.
Apenas había tardado unos minutos en llegar a su residencia, pero para Carolina le parecieron días.Al llegar a su habitación se puso el pijama, con unas terribles ganas de meterse en la cama y dormir por un mes, pero sus deseos no se vieron cumplidos ya que empezó a vomitar todo lo que había comido durante todo el día.
Se pasó todo el día y toda la noche dentro del baño, incapaz de volver de a la cama, sin dejar de vomitar, pensando que era el fin de sus días, tenía unas terribles ganas de llorar pero el malestar y el cansancio se lo impedía, solo esperaba que las chicas de la limpieza, que solían pasar por su habitación muy temprano la encontraran a tiempo para que fueran en busca de ayuda.
Y tal como había esperado así fue. Cuando estaba a punto de desfallecer entró en el baño una de las chicas de la limpieza y en cuanto la vio salió lo más rápido que pudo, Carolina se sintió aliviada por unos segundos, ya que pronto recibiría ayuda, pero su alivio se vio interrumpido por las arcadas propias de una gastroenteritis.
ESTÁS LEYENDO
Peligrosamente Juntos
Romance"Abre tus ojos, mira a tu alrededor, mira el mundo que te rodea, todos parecemos diferentes entre nosotros, pero en realidad, somos iguales"