Teresa había comenzado a llorar debido a la desesperación que sentía.
-¡Eres patética!- dijo Cinthya mirando a Teresa con aire de superioridad -Pero descuida, voy a acabar con tu miseria.
Cinthya se acerco a la muchacha con el cuchillo en mano y Teresa sintió la hoja de metal frio en su cuello.
En aquel instante Cinthya se quedo inmóvil, sus ojos se quedaron fijos, soltó el cuchillo que resonó en aquel piso de cemento.
Una pálida mano salida de entre las sombras le atravesó la espalda de manera brutal la sangre corría por su cuerpo, Cinthya tuvo espasmos y bajo la mirada contemplando aquella mano blanca bañada en su propia sangre. Aquel hombre saco su mano y Cinthya se doblo cayendo en el suelo con los ojos fijos, inerte, muerta.