"Ayer soñé contigo, soñé que te amaba (y claro... te amo); pero, ahora a diferencia de mis anteriores sueños te observaba descubierta, desnuda, bella como siempre pero esta vez todo era diferente, te erguías frente a mi con una mirada suplicante, pidiéndome que te amara y así lo hice, no dudé en acariciar tu espalda, besar tus labios, saciar hasta el cansancio mis deseos hacia ti, mientras el sueño permanecía en ello, interminable, amándote como nunca lo había hecho pues al menos en mis sueños podía disfrutar de aquello, Danna, comenté; pero tú no dejabas de besarme, y ahí, aún cuando el deseo me llevaba a la locura me detuve una vez más (es estúpido pensar que siempre que te he tenido en frente, termine haciendo lo mismo), te aparté de mi lado y divulgué lo que sentía mi corazón; patético resulte quizá para aquellos que priorizan el placer carnal a los verdaderos sentimientos; sin embargo, aún en aquel instante, en ese momento divino no dudé en confesar que no era así como te quería, te deseaba a ti completamente, te amaba tanto que aquel encuentro resultaba incómodo mientras el deseo sexual llenara mi cabeza, te inclinaste entonces y recostaste tu cabeza sobre mi hombro mientras llorabas; ahí en tu desnudez, mi corazón latía a mil por hora, me sentía contento observando tu sepulcral belleza; te apartaste de mi secándote las lágrimas y así el sueño se diseminó"...
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Cartas a un Amor de Otoño
Roman d'amourEl término del verano y el paso al otoño, un ciclo termina y le da inicio a otro cuyo fin es más próximo que el primero...