1. La verdad.

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Estamos asustados.

Los adultos siempre tratan de averiguar que es lo que nos sucede a nosotros, los jóvenes, porque nos comportamos como lo hacemos, porque respondemos sin pensar, o porque estamos felices y tristes a la vez... y déjenme decirles un pequeño secreto que tal vez les vuele la mente: no estamos así por nuestras hormonas.

La verdad es simple y ya la dije, estamos asustados.

Y la lista de razones es infinita.

En primer lugar, tememos por nuestro futuro, por lo que vendrá después. Eso que desconocemos, pues a penas sabemos dónde estaremos parados mañana. Tememos por no saber como resultaran las cosas y que si no son como esperamos, la gente pensará mal de nosotros, no seremos suficientes como para llenar las expectativas que alguna vez pusieron en nosotros.

También tenemos miedo de no saber como ser independientes, porque en nuestro subconsciente, sabemos que la independencia no se trata de la cantidad de veces que salimos por las noches en una semana, ni de si nuestros padres nos prestaron el auto o no... tenemos miedo de que sea demasiado y que no seamos capaces de aguantarlo.

Estamos asustados de perder nuestro niño dentro, una vez que crezcamos lo suficiente, como para no recordar que alguna vez existió.

Tenemos miedo de la presión en la que estamos sometidos, por forjar un mundo mejor, ya que en nuestras manos está el futuro de la humanidad. O eso nos repite todo el tiempo.

Estamos asustados por no ser aceptados por quienes realmente somos y debamos resignarnos a vivir con la máscara de un clon más, por el resto de nuestra vida.

Tenemos miedo de ser clasificados, miedo de caer en la división de "buenos"" y "los que no valen la pena", porque generalmente, pensamos lo peor de nosotros mismos.

También, de la mano de nuestros temores, están nuestras confusiones. Esa difusión que sentimos entre el corazón y la razón.

Estamos confundidos porque algunos adultos nos dicen que debemos seguir nuestros sueños, cuando otros nos dicen que debemos dedicarnos a algo que nos de dinero, estamos confundidos porque no siempre estas dos cosas van de la mano.

Estamos confundidos, porque nos dicen que explorar nuestra sexualidad es un pecado, que el placer no está bien por completo... cuando otros nos dicen que experimentar es lo que debemos hacer, que es natural.

Estamos perdidos, porque mientras alguien nos dice que confiemos en los demás, que nos dejemos caer de espalda, a ojos cerrados... otros nos dicen que hay que estar alerta siempre, que debemos ser astutos y pensar lo peor de la gente.

Estamos constantemente expuestos a muchas ideologías, con argumentos buenos y variados, y nos han puesto en el lugar preciso para que las escuchemos a todas. No pidan que claros al momento de responder, cuando viven desequilibrando la armonía que con mucha dificultad, a veces logramos construir.


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