Sobrenatural

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-Mama- dije -Porque no la crees- Mi madre frunció en ceño -Pues hija porque el señor Huntemann dijo lo mismo y la gente no le creyó y dentro de tres meses se irá a un manicomio.

-¡Pero mamá!- grité -¡No podemos perder a más vecinos! Sólo quedamos veinte es muy peligroso vivir aquí solos! Ya se han ido cinco por lo mismo, que han visto un fantasma y habéis llamado al manicomio, ¿No crees que esto ya va siendo grave? ¡¡¡Cinco!!! ¿No lo ves mama? ¡Cinco le han visto! No puede ser casualidad-

-Claudia... Uno estaba mal de la cabeza...-

-¡Me da igual!- Salí corriendo hacia la casa de la señora Hoffmann. Me la encontré tendiendo.

-Graciela

-¿Qué te pasa Carlita?-

-¡Claudia! Me llamo Claudia pero da igual, el caso es que si usted tiene una tuba.

-¡¿Yo?! Dios mío Carlita ¿Que iba a haber yo con una tuba?-

-¡Que me llamo Claudia! ¿Pero conoce a alguien que la toque y que viva o trabaje por aquí?

-No hija, el año pasado intentamos hacer una banda pero la gente sólo sabía tocar, o la guitarra o el flautín. Y en la escuela de música más cercana no se aprenden instrumentos de aire.

-Gracias señora Hoffmann una última pregunta, ¿Qué hacía usted en el bosque y ha oído usted tocar una tuba?

-Eso son dos preguntas Carlita, y no tengo mucho tiempo pero, si lo quieres saber te lo diré: Estaba recogiendo piñas para hacer un adorno navideño, ya que la navidad se acerca y sí si que he oído una tuba últimamente, he intentado descubrir quién la tocaba pero, siempre que me acercaba al sonido, la tuba cesaba. Y quien la toque, la toca siempre en el bosque. Y ahora si me disculpas tengo cosas que hacer. Y por favor vete a tu casa que se está haciendo tarde y ya hace mucho frío...

-Gracias señora Hoffmann

-De nada Carlita.

-¡Claudia!- Y con todas las respuestas me marché a casa. De camino volvía a escuchar aquella música... Tan dulce... Tan acogedora... Mis pies fueron por si solos hacia el bosque... "¿Pero que estoy haciendo?" Me pregunté en voz alta. La música había cesado pero era demasiado tarde y ya estaba en el bosque. Alguien me había hipnotizado... ¿Pero quién o qué? Miré a mi alrededor asustada. Era de noche y no veía la salida del bosque. Había entrado en pánico y no sabía qué hacer... De repente algo me acarició el pelo, tan dulce... Oí un grito. Otro. Y luego otro. Me giré rápidamente. Allí estaba mi madre en el suelo con la mano en el corazón y mirándome aterrorizada. -Estaba allí- gimió -Lo he visto, Graciela no estaba loca...

-Mamá vámonos a casa

-¡¡¡Está allí corre!!!

No miré atrás. Empecé a correr detrás de mi madre. Cuando llegamos a casa me tiré a sus brazo sollozando. En las siguientes semanas fueron desapareciendo todos nuestros vecinos. Uno a uno. Hasta que nos quedamos solas con Graciela. Una noche mi madre y yo oímos un grit. Corrí a abrir las cortinas y miré por la ventana. Allí estaba el cuerpo de Graciela sin vida mirándome. Sólo quedábamos nosotras. Volví a correr las cortinas atrapada por el pánico. Me gire y vi a mi madre tumbada en el sofá mirándome fijamente con los ojos muy abiertos. -Mamá tenemos que irnos nos van a matar aquí.- Mi madre no movió ni un músculo. De repente ví que una gota de sangre salía de su boca. Pegué un grito. Mi madre estaba muerta. Corrí hacia el coche y sin haber conducido nunca intente subirme pero una fuerza sobrehumana me tiró al suelo. Me monté en el coche y pulsé el acelerador.


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⏰ Última actualización: Apr 24, 2016 ⏰

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