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Gerard siempre había gozado su papel de hermano mayor. Siempre ser el primero en todo, impartiéndole a Mikey toda su sabiduría en los videojuegos y cómics, tomando el papel de secretario social para ambos (decretando que iban a jugar y cuándo) y todo parecía ser algo natural en sus vidas.

Sin embargo Gerard tenía pesadillas. Siempre tenía pesadillas y fue después de una de estas que se acerco, presionó su mejilla contra el hombro de Mikey y le preguntó: "¿Quieres jugar un juego?"

Gerard generalmente se estremecía al escuchar cualquier mención de jugar después de una pesadilla, por lo Mikey desconfiaba comprensiblemente. "¿Que tipo de juego?"

"Uno fácil..." dijo Gerard. El pelo haciéndole cosquillas a Mikey bajo la barbilla cada que Gerard se acercaba más. "Tu seras el hermano mayor ahora."

"Pero..." Mikey frunció el ceño, las palabras de Gerard desafiando una de las pocas verdades inmutables que había escuchado en sus siete años de vida en este viejo mundo "tu eres mi hermano mayor."

"Es por eso que es un juego, estúpido" dijo Gerard, en el tono que siempre hizo que su abuela Elena riera y dijera: Eres demasiado joven para haber sufrido tan profundamente, amor.

"Tu eres el hermano mayor y... y yo soy el hermano pequeño. Solo por un rato."

Mikey se quedó en silencio un momento, tomándolo en cuenta. "¿Qué debo hacer?"

"Todo lo que quieras," Gerard murmuró, enterrando la cara aún más en el cuello de Mikey. "tu eres el hermano mayor."

Mikey nunca había sentido la necesidad de rebelarse, pero cada hermano pequeño siempre quiere una probada de ese poder. Y Mikey fue el "hermano mayor" de vez en cuando, en la mañana, después de alguna pesadilla o en cualquier momento que Gerard lo necesitaba. Mikey tuvo el placer de decidir ir a la casa de Daniel en lugar de la de los Balistrieri, y cuando jugaron X-Men, llegó a ser Wolverine y Gerard tenia que ser el profesor Xavier.

Siguieron jugando algunas veces según pasaban los años, y Mikey llego a reconocer su juego como una de esas cosas que hacían entre los dos y otras personas no podían entender. No importaba cual mayores Mikey y Gerard se volvían, ser el "hermano pequeño" nunca fue algo constante en la vida de Mikey.

Mikey pensó que después de un tiempo terminaría. Pero en la escuela secundaria, Gerard comenzó a beber y no dejó de preguntar. Todavía se metía en la cama con Mikey a veces, pero siempre fue a llorar y hacer que la cabeza de Mikey diera vueltas por su mortal aliento a cerveza al murmurar: "¿Quieres jugar un juego?"

Borracho, Gerard lloró, vomitó, y besó a Mikey varias veces, a veces más de una de esas cosas a la vez. Pero Mikey nunca lo detuvo.

Cuando escuchaba un golpe suave en la puerta de su habitación, los días en que no tenia que compartir habitación con Ray o con Bob y no estaban en el autobús, Mikey abría la puerta solo para encontrarse con Gerard con los pies descalzos, una camisa enorme y pantalones de chándal, los ojos grandes y tristes. Y ya sabía que era su turno de nuevo.

"¿No puedes dormir?" Mikey tomo a Gerard por el hombro y lo guió a la habitación. Gerard sacudió la cabeza lentamente y Mikey suspiró con fingida exasperación. "Bueno, no puedes dormir conmigo hoy."

Gerard levanto la mirada hacia él, poniendo una cara exageradamente triste. "¿Sólo poco tiempo?"

Mikey hizo una mueca, pero volvió la cabeza hacia la cama. "Está bien. Pero sólo poco tiempo."

No había visto el rostro de Gerard iluminarse así en mucho tiempo y eso provoco un dolor en su pecho. Observó a Gerard revolverse en la cama como si fuera mucho más pequeño de lo que era, y lo vio retorcerse debajo de las sábanas. Gerard mantuvo sus ojos fijos en Mikey a través de las cobijas.

"Pensé que querías dormir." Dijo Mikey y Gerard sonrió he hizo una cara, arrugando la nariz.

"No estoy cansado."

Mikey agarró el control remoto de arriba del televisor y lo trajo a la cama. Sentándose junto a Gerard, sobre las sábanas. Viendo los canales en el televisor, parte de él pensó en poner una porno, sólo para ver lo que haría Gerard. Si se quedaría, o se iría rápido, o... algo más. Después de todo Mikey era el mayor y podía jugarle bromas, pero no, ahora, siendo el hermano mayor tenía que cuidar de su pequeño hermanito, no asustarlo.

Cambió el canal a Nickelodeon en su lugar; Bob Esponja estaba a esa hora, y Gerard aplaudió felizmente. A medida que el episodio pasaba, Gerard se apoyaba contra Mikey, la cabeza sobre su hombro. Mikey estaba totalmente consciente de que era un hijo de puta terriblemente flaco con un hombro huesudo y no podría haber sido cómodo. Pero a Gerard no parecía importarle.

Después de Bob Esponja, siguieron los Padrinos Mágicos. Gerard se rió incluso mientras bostezaba, exagerado como un gatito adormilado. Mikey estaba pensando en ser un buen hermano cuando apoyó la mano en la parte superior de la cabeza de Gerard, cepillandole el pelo lejos de los ojos. Gerard se apoyó en el toque y volvió a bostezar.

"Ahora estás cansado" dijo Mikey y Gerard sacudió la cabeza con ojos entrecerrados.

"No lo estoy."

"Claro que si" Mikey replicó, y de inmediato se sintió un poco tonto para argumentar como un niño de diez años. Revolvió el pelo de Gerard y lo empujó suavemente. "Es hora de ir de nuevo a tu cama."

"No." Gerard lo miró con los ojos grandes y tristes. Los que lo convencían incluso cuando Gerard no era el hermano menor; Mikey no tuvo oportunidad. "No me hagas irme... ¿Por qué no me puedo quedar?"

"¿Quieres dormir en mi cama como un bebe?" Mikey no estaba muy seguro de cómo funcionaría el nuevo plan. La última vez que durmieron toda una noche juntos, Mikey tenía como once años. Pero tener a su hermano enroscado a él por la noche no era algo fuera de lo normal de cualquier forma. No sabía si Gerard tenía la intención de pasar la noche aquí, o si quería hablar con el. O lo que Gerard quisiera hacer.

"No soy un bebe" dijo Gerard con un gesto obstinado en su labio inferior, pero no se movió. "Me quiero quedar ¿Por favor?"

Mikey sabía que nunca sería capaz de decirle que no, incluso si en este momento era el hermano mayor. "Está bien. Puedes quedarte." Gerard se animo. "Pero vamos a la cama ahora mismo."

Y Gerard volvió a ponerse triste, poniendo mala cara, pero su pequeño berrinche se arruino inmediatamente cuando volvió a bostezar, grande y largo. Se deslizó aún bajo las mantas, los ojos casi cerrados, apenas viendo. Mikey puso los ojos, pero se quitó la camiseta y se metió bajo las sábanas con Gerard.

Se durmió más rápido de lo que había hecho en años y cuando se despertó, la luz filtrándose a escondidas bajo las cortinas, Gerard lo estaba viendo de nuevo.

Gerard se inclinó y Mikey no se movió, se quedó quieto mientras Gerard presionaba sus labios juntos. Cerró los ojos y la nariz de Gerard rozó la suya, al murmurar. "Gracias."

HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora