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"Querido diario, acabo de mudarme a este pueblo, que así de buenas parece muy aburrido. Espero que los vecinos sean majos, porque no tengo ni idea de las costumbres de aquí o de las ubicaciones. La universidad más cercana está demasiado lejos. Corto y cambio."

Después de un viaje muy largo, y de mi hermana pequeña Lee Hye Mun dándome la brasa, por fin llegamos a la casa de mi hermana mayor, que ya no usaba desde hace años.

La razón por la que decidimos mudarnos era extraña. Realmente nunca habíamos hablado sobre eso. Una vez escribí en mi diario, pero esa página la rompí después de acordarme de cómo fue todo. Por si algún día a mi loca cabeza se le ocurría ir a buscarla, la enterré cerca de un paseo de cerezos.

En la ciudad de donde me iba, había dejado a todos mis amigos. Algún día les llamaría. Espera, ¿había guardado sus números de teléfono? Creo que no. Gracias cabeza.

Llegamos. Por fin. Una enorme casa de madera, tan antigua como este pueblo. Eso seguro. Por fuera parecía estar bastante mejor de lo que me imaginaba. Pero por dentro...

-Puaj que asco. ¿Es que aquí nadie ha limpiado nunca? -Replicó Hye Mun expresando su disgusto.

-Entonces habrá que ponerse a limpiar. Por suerte esa tarea te toca a ti.

- ¿A mí? Que injusticia. ¿Y a ti qué? Siempre te toca lo mejor. -Volvió a replicar.

-A mí me toca deshacer el equipaje, buscar un supermercado y cocinar algo. Si quieres te lo cambio. -La miré de reojo.

-Estúpida Je Rim.

Fui al coche, donde estaban las maletas. Mi hermana y yo no habíamos traído mucha ropa, y ella entre semana debería ponerse el uniforme de la escuela. Seguramente con ese dinero podrían mantener la escuela. Me reí en solitario ante mi último comentario. Después de sacar las cosas del coche, las lleve de una en una a la entrada de la casa, la cual se había cerrado. Mi hermana debió haber empezado con la limpieza de los pisos de arriba y no me oiría. Aun así la llame durante un rato, pero al ver que nadie respondía, deje las cosas ahí y me fui a ver el pueblo mientras escribía en mi diario.

Al salir de la casa hay un pasillo de piedras que llega hasta la casa de enfrente, antes de ir a comprar voy a presentarme. Por favor Dios haz que haya gente de mi edad y me pueda llevar bien.

Llame al timbre varias veces, por si no lo habían oído. Al cabo de un rato la puerta se abrió, y tras ella un joven con los ojos demasiado cerrados como para poder ver por donde caminaba. Volví a reírme, pero se me escapo.

- ¿Puedo ayudarte con algo?

-Buenos días. Verá, me acabo de mudar a la casa de enfrente suya, soy Lee Je Rim.

-Anda, con qué era eso. Había oído rumores, pero no sabía si eran ciertos. Encantada de conocerte, yo soy Sung Soo Ra. Mis amigos me llaman Sora, que en japonés significa cielo空. -Mostró un tatuaje con ese kan ji indicándome como era.

-Vamos Soo Ra, nadie te llama así. No tienes amigos. -Gritó una voz dentro de la casa, y al segundo apareció alguien clavado a él, la misma mirada cerrada y la media sonrisa. A excepción de que este segundo tenía una peca debajo del ojo izquierdo.

- ¿Gemelos no? -Que buena pregunta dije mentalmente. Obviamente no iba a tener un clon.

-Yo soy Sung Soo Bin. Para mí también es un placer.

-Bueno, yo solo vine a saludar, pero, ¿sabéis dónde está el supermercado?

-Claro -Dijo Sora- solo está a unos cuantos metros. Te será fácil encontrarlo, es lo único de aquí que tiene luces.

Esta vez reímos los tres. Me despedí mientras los chavales saludaban con la mano al verme yéndome. Espero que lo de unos cuantos metros sea cierto, porque llevaba varias calles de casas iguales y aun no veía nada. Mientras tanto volví a escribir en el diario.

"Querido diario, acabo de conocer a unos gemelos que son clavados a Brook. Pero son majos. Ahora voy al supermercado que debe de estar a mil millones de kilómetros de la casa, rodeado de casas todas iguales. Un aplauso al arquitecto por ser original."

Cuando acabé de escribir eso, vislumbré unas cuantas luces que, la verdad, sí que brillaban bastante a lo lejos. Pero aún quedaba un poco por recorrer, así que corrí. Al irme acercando, me di cuenta que solo era una casa como las demás, pero decorada con carteles luminosos indicando que ese era el supermercado y no otra vivienda.

-Al menos alguien de aquí es original. -Dije en voz alta mientras recuperaba el oxígeno.

Entré en la casa, que tenía la puerta abierta, con un cartel indicándolo. Dentro, sí que parecía un supermercado, con productos de nevera y todo. Además, tenía autoservicio, pero a su lado había una anciana, imagino que para controlar. Así que simplemente entré, cogí productos básicos como leche, cereales y comida de supervivencia, pagué y me fui. Menos mal que la anciana me había dado una bolsa para llevar las cosas, porque llevar esto mil millones de metros sería demasiado cansado para una jovencita como yo.

Otros muchos metros después, por fin distinguí mi casa, solo porque aún tenía las cosas fuera. A lo que vi a mi hermana saliendo y desesperándose porque ella sola tendría que cargar con todo.

-Hye Mun, tranquila, ahora te ayudo. -Dije entrando en la casa.

-Por fin llegas. Pensaba que me habías dejado sola mientras te ibas por ahí a hacer amigos. Que te he visto hablando con los vecinos.

-Oh, me has pillado. Estaba de juerga recorriendo el pueblo y he robado estos objetos en la casa de un multimillonario, pero me ha dejado irme relajadamente si algún día vamos a su castillo de Princesas a jugar.

-Ja ja, que graciosa eres. Anda deja las cosas, que ya he limpiado la cocina. No veas la de bichos que había. Hasta me iba poner ropa de camuflaje para que no se asusten al verme.

-Vaya, señorita Lee, gracias por haber librado a este hogar de los malvados insectos enormes.

-Basta ya con la bromita y hazme la comida.

Al acabar de comer, recogimos, limpiamos un poco más, y nos dimos unos pequeños minutos de descanso.

-He visto que hay cuatro dormitorios en el piso de arriba. -Dijo Hye Mun insinuando que se iría a pedir el más amplio. - Y me he pedido el que está en la parte izquierda, cerca del cuarto de baño.

- ¿Y a mí cual me ha tocado? ¿La caseta del perro? Sería una suerte tener un techo.

-Eso había pensado al principio, hasta me fijé en si había caseta. Pero he pensado que quiero ser una persona más adulta, sabes Je Rim. Tú tienes el dormitorio de al lado, que tiene más ventanas, para que puedas espiar a los vecinos.

-Que considerado por tu parte. Me alegra que quieras madurar, pero no te pierdas esto. Los vecinos son gemelos, y casi parece que no ven por donde andan. Deberías ir a verlos. -Dije intentando provocar su risa.

- ¿Si? O sea... quiero decir. Me pasaré a saludarles cordialmente en cuanto tenga un hueco en mi ajetreada agenda. O séase, después de colgar mi póster de G-Dragon en la pared.

-Deberíamos haber empezado por ahí, ¿no crees?

"Querido diario, por tercera vez hoy. Primero que todo, mi póster de Jeon Jung Kook ya está colgado. Aun me faltan unas cuantas cosas, pero soy muy vaga. Hye Mun y yo iremos dentro de poco a la casa de los vecinos Sung. Aún estoy esperando que mamá nos llame, la echo un poco de menos. Cambio y cierro."

Paseo De CerezosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora