Atsu

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Ume sale de su barca. Esta vez no la amarra, sino que deja que siga navegando. Mira como su pequeño bote se pierde en el horizonte. Cuando ya no lo ve, se pone en marcha hacia la ciudad. Para llegar al bosque de los Tengu, primero tiene que pasar un gran pueblo famoso por el comercio de especias y artesanía. Cuando era pequeña solía ir con Chou para comprar todo aquello que necesitasen, después de vender su cosecha. Ume recuerda la cantidad de gente que solía caminar mirando todos los puestos. Después del sueño que tuvo anoche, la joven recuerda con más claridad su infancia.
Camina por un sendero que lleva hacia esa ciudad. Ume no la visita desde mucho tiempo atrás.
Anda durante varias horas, y el cansancio se apodera rápidamente de ella. No ha comido nada desde que visitó a ls Uranai, y solo bebió poco después de engañar al guardia. Así todos, continúa el camino. Llegar a la ciudad le lleva bastante tiempo, pero por fin se encuentra ante la imponente "Ciudad de los Mercaderes". Un bosque que había cuñado era pequeña, ha sido sustituido por unas cuantas casas de madera. Algunos ciudadanos están talando árboles. Otros caminan entre las calles, o simplemente miran le tiempo pasar.

- Esta casi como lo recordaba- Se dice con nostalgia mientras avanza hacia el centro.

A medida que está más cerca, observa sus tan recordados puestos de especias, por las cuales es conocida la ciudad, la viene olores de la infancia. La joven pasa por muchas tiendas, mirando con mucha curiosidad cada objeto y hierba que se muestra. In niño que vende flores de un campo cercano se le acerca.

- Disculpe señorita, ¿no desea una hermosa flor?. Hoy las tengo a mitad de precio- Ofrece con una sonrisa encantadora.
- Qué niño más atrevido e independiente- Piensa para sus adentros.
- No, lo siento, no tengo dinero para comprarme una- Se excusa Ume con una sonrisa torcida.

El pequeño, de no más de once años parece decepcionarse, pero de repente le brillan los ojos.

- ¡Tome! Se la regalo- Entrega con un delicado lirio de rosa con unos puntitos marrones.
- Muchas gracias, eres todo un caballero- Sonríe con seguridad.

Y, sin más, se va y se pierde entre la multitud. Ume sigue caminando entre el gentío con su rosa lirio entre las manos, su mirada no está fija en ningún lugar, simplemente analiza la situación. A la joven siempre le gusta inventarse historias sobre las personas que observa.
Él hambre y la sed comienzan a crecer. Ume ve un puesto de comida casera recién hecha. Aquel olor la obliga a acercarse. Se aproxima rápidamente. Un matrimonio atienden con mucho orden a los clientes. Ume, algo desesperada, se dirige hacia ambos con mal aspecto.

- Perdonen, ¿no les sobra algo de comida?- Pregunta Ume con una mano en el estomago.

Ambos se miran con cara de preocupación. La mujer observa a su marido, esperando su reacción. El hombre mira fijamente a la joven.

- No, lo sentimos, aquí no hay nada para ti- Dice cruzando los brazos.

Ume mantiene la mirada con el hombre. Su mujer le coge el brazo y le lleva aparte. Parecen hablar acaloradamente. Al final, el hombre se va a atender a dos hombres que están esperando, y la mujer se acerca a Ume.

- Toma, podemos darte esto. Espero que sea suficiente- Declara la mujer entregando un cuenco de arroz y una pequeña jarra con agua.

Ume lo coge con timidez y educación. La mujer le enseña una sonrisa.

- Muchas gracias, son muy amables- Gratifica Ume mientras come el arroz  y bebe el agua.

Parece que la joven recupera las fuerzas con velocidad. Él hambre y la sed desaparecen.

- Ojalá pudiéramos darte más, pero es todo lo que tenemos. Te deseo buena suerte. Por cierto, bonita flor- Sñelaa la mujer al lirio rosa.

Ambas se despiden, y la mujer des puesto atiende a los clientes. Observa la clientela del puesto, y se lleva una desagradable sorpresa. Los dos hombres que vinieron antes son Raidon y aquel cobarde guardia que la persiguió. Ume trata de irse sin ser detectada. De los nervios se le cae la flor que le regaló El Niño, pero sigue andando.

- Disculpe señorita, se le ha caído esta flor- Manifiesta una voz ya conocida.

Ume se da la vuelta y se encuentra cara a cara con Raidon. La chica le arrebata la flor y trata de huir, pero el capitán agarra la mano fuertemente. La chica le da una tirita, y le suelta. La gente de la calle y los puestos paran de hacer sus tareas. El hombre del puesto de comida la mira con cara de asco, y la mujer que le dio la comida se tapa la boca con las manos. El Niño de antes sonríe pícaramente entiende una palabra que dice: "Corre".

Ume sin pensárselo dos veces hechas a correr. Pasa entre la gente del pueblo que no le impide el paso, al contrario, la dejan pasar. Mira una vez atrás, y ve a Raidon con la cara roja y enfurecida, y a sus dos escoltas yendo detrás de él. La chica gira a la izquierda, y ve un puesto de cestas, y las tira. Raidon las salta junto al guardia cobarde, pero el otro se cae de frente. Ume continúa corriendo y decide girar a la derecha. Se encuentra en una calle transcurrida de gente y con más puestos. Mira a la izquierda, y ve al niño de la flor, y le lanza un jarrón. Ume lo coge , y el chico le guiña un ojo. La joven se da la vuelta, y se lo arroja a la cabeza del soldado cobarde. La da en la cabeza, y se desploma.

- ¡Qué pocos reflejos tienen!- Se dice Ume a sí misma.

Pero Raidon la sigue persiguiendo. Por última vez, la joven se mete  en la calle de la derecha. Ume corre y mira hacia atrás, y casi se da contra la pared, pues la calle no tiene salida. Raidon está en frente de ella, y Ume está atrapada.

- ¡Te tengo! Vas a pagar muy caro haberme pegado en la cara. Casi te cogemos en Uji, pero ahora serás entregada al Koshaku. A no ser que nos digas dónde está tu bebé. Sé que sabes dónde está tu criada, solo dímelo, y las consecuencias no serán tan duras- Aconseja Raidon levantando la cabeza bien alto.

Raidon saca su espada para intimidar a Ume. La chica le dedica una sonrisa, cosa que desconcierta a Raidon. El capitán no parece entender el porqué de su felicidad.

- Dímelo como quieras, pero el orden de tus palabras no alterará tu idiotez. Y, te ruego que me disculpes si te ha molestado mi sarcasmo, pero no me importa- Dice Ume cruzándose de brazos.

El capitán está rojo de rabia y se dispone a atacar. Ume se protege con los brazos de forma instintiva, pero algo golpea a Raidon y este se cae en el suelo. Ume mira quién ha sido su salvador, y ve a un hombre más bajo que Raidon y algo robusto. El chico la mira a los ojos y una sorpresa pasa por sus ojos. A Ume también, pues le suena la cara de aquel desconocido.

- Mi nombre es Atsu, deberías acompañarme si quieres que no te encuentren- Declara soltando el trozo de madera con el que golpeó a Raidon.
- ¿Cómo me puedo fiar de ti? ¿Cómo sé que no es un truco del Koshaku?- Refuta desconfiada la chica.
- Acabo de salvarte la vida, y el Koshaku también me busca- Expone de forma misteriosa alejándose de la acción y Ume le sigue.

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⏰ Última actualización: May 02, 2016 ⏰

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