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Mis fuerzas menguan, menguan, menguan.
Me siento sola, sola, sola.
Quien me viera antes y me ve ahora,
Sabría que no soy sino otra.

Otra que cae, otra que llora.
Otra que pide perdón por cualquier cosa,
Otra que se sabe que es poca, poca, poca.
Que con el tiempo solo mengua, mengua, mengua.

Antes reía, antes añoraba,
Pero me sentía viva y eso sana.
Y las ganas que antes tenía,
Y la sonrisa que antes portaba,
No era sino un intento de sentirme acompañada.

Porque sé que estoy sola, siniestra sinfonía.
Y el tiempo vuela, vela, vacía.
Las ganas desaparecen, destruyen y doman.
Solo soy alguien que solo solloza.

Porque solo estoy sola y la sala,
Que parece llena pero nadie me llama,
Está cubierta con galardones,
Uno, por cada cicatriz de emociones.

Premios que crecen, premios que gritan,
Piden atención a una chica vacía.
Una chica vivaz que vuela y vela.
Una chica destruida, desaparecida y domada.
Se tapan los oídos pero es otra que no olvida el odio.
Acaba perdida, pidiendo, partida.
Grita, gruñe, grazna.
Lucha libre, pero no sabe y no está lista.

Entonces el reclamo cesa, cesa, cesa.
Las fuerzas menguan, menguan, menguan.
Y alguien sola, sola, sola.
Se esconde en su «ojalá se vayan
Y nunca, nunca, nunca vuelvan.»

Calla. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora