Nuestra Eterna Noche

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Lo siento, fue imposible para mi continuar con la carta de ayer pues las lagrimas empañaron mis ojos y mi alma.

Recuerdo cuando por primera vez me pediste permiso para asistir a tu primera fiesta, no quería darte permiso, no quería que mi pequeña saliera de noche, no quería que mi princesa se arriesgara a que le pasara algo, pero de pronto vi tu rostro con la ilusión  y la emoción en tu mirada, No he podido decirle no a esos ojos hermosos, los únicos capaces de persuadirme de cualquier decisión que tome.

Accedí, corriste a tu habitación emocionada intentaba de una u otra manera convencerme que la decisión que tomé era la correcta, tu madre insistía que había hecho lo correcto, que tenias la edad y la madurez suficiente para no defraudarnos

Y estaba en lo correcto, tu madre y yo no pudimos dormir esa noche, me levante y me senté en mi sillón favorito a leer....Admito que no presté atención a lo que leía, constantemente los pensamientos invadían mi mente, mirando el reloj, fueron las horas mas eternas de mi vida, de mi noche, de mi existencia. Si tu madre me hubiese visto seguramente pensaría que era la persona más paranoica en el mundo, pero... ¿Cómo no serlo? Si se trataba de la primera fiesta de mi pequeña, Por momentos el pánico se apoderaba de mi ¿Y si te sucedía algo?, ¿si no estaba yo para protegerte? pero hablaba con mi interior,  trataba de calmarme con la idea y la seguridad que todos las enseñanzas que te dimos tu madre y yo , siempre iban a estar presentes ....

Eso cruzaba por mi mente cuando escuche el picaporte y me levante como un reflejo instintivo, y solo extendí los brazos para darte un añorado abrazo pero en tu rostro había algo diferente, tenias un brillo distinto en tus ojos y una sonrisa difícil de ocultar por mas que hubieras querido hacerlo, intente preguntarte el motivo de aquella extraña actitud, pero me evadiste con la excusa de que estabas exhausta. Decidí que lo mejor sería dejar que tu misma me lo dijeras, pues tu mejor que nadie sabía que siempre estaría para ti Y me fui a dormir con la tranquilidad de que estabas de nuevo en casa, que estabas segura junto a mi.  

  

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Cartas De Un Padre A Su Hija que se droga Donde viven las historias. Descúbrelo ahora