Playas de aguas cristalinas. Hamacas donde tostar la piel y refrescar el estómago con fríos cócteles exóticos. Pasarelas de madera por las que observar hermosos paisajes repletos de plantas y otras flores desconocidas. Una caña en el chiringuito. Habitaciones tan grandes como el salón de casa. Camas similares a las nubes que apenas aparecen en el caribeño cielo que nos rodea. Un baño de espuma. Piscina cubierta. Piscina al descubierto. Juegos varios para no darle lugar al aburrimiento. Una sesión de buceo, o quizá de surf. ¡Qué digo! Una sesión de relax tumbados en las palmeras que rozan el mar. ¿No suena genial?
-No podemos permitírnoslo.
-Nos hace falta...
Rosa levanta la ceja izquierda. Está volviendo a enfadarse.
-Podemos pedir un préstamo.- Propone Santiago, rompiendo el hielo.
La ceja de Rosa vuelve a su lugar, acompañada de un suspiro algo extraño. Santiago tiembla. Sus manos sudan encima del teclado del pequeño portátil. Nervioso, vuelve a poner otra de las fotografías del maravilloso Hotel Amazon Deluxe. Rosa vuelve a suspirar. Santiago finge una adorable sonrisa, ladeando su cara hacia la de Rosa. Ella se levanta, pausadamente.
-Está bien...- Santiago aprieta ambos puños y pone un gesto victorioso. –Pero que no sea en vano- Interrumpe su precipitada euforia.
-¿En vano? ¿A qué te refieres Rosa?- Le pregunta, sin querer dar pie a otra de sus peleas.
-Que esto realmente nos sirva.- Le responde, caminando hacia la puerta. Sale del pequeño cuarto, en el cual apenas cabe una cama y un escritorio.
Santiago mete agitadamente sus manos a los bolsillos de su pantalón. Agarra unos papeles con cuidado, sacándolos hacia el portátil. ¡Perfecto! Ni se dará cuenta de que lo tengo todo comprado desde hace unas semanas. Piensa. Deja los papeles sobre el teclado del portátil. Lo cierra y se levanta del sillón, suspirando. Esboza una gran sonrisa, mirando a través de la ventana de enfrente. Imagina su próxima y no muy lejana estancia en el lujoso hotel. Playas, relax, cócteles, baños... Todo pasa lentamente por delante de sus narices. Los pájaros de la vecina de enfrente acompañan la gran escena. ¡Prrrrr! Una moto logra despertar a Santiago, que no deja de sonreír. ¡Pronto me libraré de estos horribles ruidos de ciudad!
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¡Vacaciones a la obra!
RandomEl estrés del día a día y de los problemas que éstos conllevan, van a dar lugar a un emocionante viaje... Cuando éste grupo de excursionistas están a punto de entrar en unas vacaciones a todo confort, se dan cuenta de que lo que les espera está much...