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Harry Potter, un chico de cabello negro desarreglado y ojos verdes esmeralda, caminaba por lo pasillo de Hogwarts, escuela de magia y hechicería, junto a sus dos mejores amigos, Ron Weasley y Hermione Granger.

Harry iba distraído pensando en la última carta que había recibido de su padrino, el ahora absuelto ex-convicto, Sirius Black. En la carta Sirius le hablaba de la nueva casa que había comprado en el campo, describiéndosela con lujo de detalles.

Cuando el año pasado, luego del fiasco del departamento de misterios, Pettigrew fuera puesto en custodia de los aurores y a Sirius se le levantaran los cargos, dicho ex–convicto había tomado la custodia del niño-que-vivió, por lo que el verano lo habían pasado en la casa Black en Grimmauld Place.

Pasar meses en una casa que parece estar decorada para Halloween los 365 días del año no es algo que alegrara mucho a Harry, por lo que este estaba muy ilusionado con la noticia de la mudanza.

Con lo distraído que estaba, Harry no noto que alguien caminaba delante de él en dirección contraria, y para cuando escucho la advertencia de Hermione era muy tarde. Cuando se dio cuenta, un cuerpo más pequeño que el suyo había impactado de lleno en su pecho, cayendo hacia atrás por el impacto. Apresurado se acercó al caído, solo basto una mirada para ver que se trataba de un Slytherin, y cuando este levanto la vista se dio cuenta de que no solo se trataba de un Slytherin, si no que era "EL" Slytherin más desagradable de TODO Hogwarts, al menos según el trio de ORO.

- Malfoy – dijo Harry, extendiéndole la mano para que se levantara, cosa que el rubio ignoro levantándose por su cuenta.

Una vez que se paró, Draco Malfoy le mando a Harry lo que muchos calificarían como una mirada asesina.

- Potter, debí suponerlo, solo el niño-que-vivió caminaría por el castillo sin importarle a quien aplasta en el camino – dijo Draco con rencor.

- Malfoy! Sabes que eso no es lo que paso! – dijo Harry molesto, sin dejar de sorprenderse con lo rápido que logra hacerlo enojar el rubio.

- Si claro, como si se pudiera esperar algo mejor de un mestizo, un traidor a la sangre y una sangre sucia – dijo con desprecio.

Mientras que Hermione trataba de hacer que sus amigos se calmaran y bajaran las varitas, que habían sacado en medio de su ira, y dejaran de apuntar a Malfoy, este también saco la suya, y cuando se disponía a lanzar el primer hechizo, algo inesperado ocurrió. Malfoy dejó caer su barita, mientras que con su mano izquierda se sujetaba la cabeza, y con la derecha se afirmaba de la pared.

Ante el extraño comportamiento del Slytherin los Gryffindor bajaron sus varitas, mientras que el rubio continuaba aferrándose a la pared, su respiración se volvía errática, y sin previo aviso cayó de espaldas.

Con la preocupación a flor de piel Harry corrió hacia Draco, sin oír las advertencias de Ron de que podía tratarse de una trampa del Slytherin. Cuando Harry llego junto a Draco, le sacudió un brazo, intentando despertarlo.

- Malfoy, Malfoy despierta – dijo Harry con la preocupación notoria en su voz, sacudiéndolo más fuerte sin resultados.

- Harry, Harry cálmate! – le grito Hermione, provocando que el moreno dejara de sacudir al rubio – Si sigues así vas a hacerle daño.

- ¡Qué importa si lo lástima! Es Malfoy de quien estamos hablando! – grito Ron indignado.

- ¡Cómo puedes ser tan insensible Ronald! – grito Hermione, logrando que Ron se encogiera.

Malfoy...enfermo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora