PRÓLOGO

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«La esquizofrenia es una enfermedad compleja. Es un trastorno mental que dificulta el hecho de diferenciar lo que es real y lo que no. También dificulta pensar con claridad, tener respuestas emocionales normales y actuar de manera normal en situaciones sociales. Los expertos en salud mental no están muy seguros de como ocurre esta enfermedad. Es posible que influyan los genes.

Se presenta por igual en hombres y mujeres. Generalmente comienza en la adolescencia o en los primeros años de la adultez, pero puede empezar más tarde en la vida. Tiende a empezar más tarde en las mujeres y es una afección más leve. La esquizofrenia en los niños por lo general comienza después de los 5 años de edad. Es poco común en la niñez y puede ser difícil diferenciarla de otros problemas del desarrollo, como el autismo.»

Anne escuchaba atentamente todo lo que el doctor de Harry, su hijo menor, tenía que explicarle. El haberle detectado Esquizofrenia a su hijo, había sido duro. No sabia lo que era, no estaba informada de lo que toda esa enfermedad pudiera traer. Harry tan solo tenía diez años, estaba en los últimos años de su niñez. Tenía problemas en el colegio, con sus compañeros e incluso con su familia.

«Los síntomas generalmente se van presentando lentamente a lo largo de meses o años. La persona puede tener muchos síntomas, o solo algunos. Las personas con esquizofrenia pueden tener dificultad para conservar amigos y para trabajar. También pueden tener problemas de ansiedad, depresión y pensamientos o comportamientos suicidas.»

Lo último logro hacer que Anne se espante, ¿Pensamientos o comportamientos suicidas? Harry era tan alegre y optimista que con solo pensar que todo eso le pudiera pasar hacía que el corazón de Anne se oprimiera. Le dolía ver que su hijo pequeño sufriera de todo esto. Personas con tan buen corazón como él sufriera a tan temprana edad. ¿Cómo le explicaría a Harry todo lo que sucede con él?, ¿Qué él está "enfermo" mentalmente?, ¿Qué podría llegar a suicidarse?

* * * * * *

- ¿Bromeas, verdad? -Anne negó. Hablaba con Gemma, su hija mayor, sobre la enfermedad de Harry.

Ella se lo tomaba como un juego, una simple broma por parte de Anne. Una muy fea broma. Pero, ¿Quién bromearía sobre una enfermedad de tal magnitud?, ¿De una enfermedad que no tiene cura? La sonrisa que mantenía fue desapareciendo lentamente, su rostro está serio, labios rectos y ojos expectantes sobre su madre. Abrió la boca y la volvió a cerrar al ver que nada salía de estos.

-E-Entonces... ¿Es verdad? -Anne asintió sin levantar la mirada del suelo. Sentía sus ojos arder, de seguro estarían hinchados. No había dormido nada la noche anterior. Se levantaba cada cinco minutos a ver si Harry dormía bien.

Ella sabía que exageraba, Harry solo tenía dos semanas con Esquizofrenia, solo sería algo leve.

Gemma viajó de inmediato de Londres a Holmes Chapel tras la llamada de su madre. Se escuchaba desesperada y dolida. Estaba todo confuso, las palabras no le salían con facilidad.

«Gemma, cariño. Necesito -tienes que venir. Harry. Dios mío, él... él necesita ayu -nuestra ayuda. Ven, por favor. »

-Harry... ¿Harry lo sabe?, ¿Sabe que tiene... esto? -preguntó preocupada Gemma.

-No, no lo sabe. Necesito tu ayuda, eres más fuerte que yo. Si yo -si yo le digo, es seguro que me pondré a llorar con tan solo decir su nombre -tomó aire y subió su mirada para mirar a Gemma. Esta le sonrió y puso sus manos en los hombros de su madre para hacerle saber que estaba con ella en esto. -. Ayuda, por favor, ayúdame a decirle a Harry.

La joven se abalanzó a su madre y la abrazó con fuerza, susurrándole cosas buenas.

* * * * * *

Las primeras semanas no hubo muchos cambios. Algunos que no sabían si tomarlo como cambios leves o como algo que siempre lo ha tenido. Harry parecía decaído -más si era posible-. Gemma trataba de sacarle información con algunos: «¿Qué tal tu día?, ¿Qué has hecho con tus compañeros?». Harry siempre estaba indiferente con aquellas preguntas, siempre era un «Bien, no mucho».

Sabían que algo malo sucedía, que Harry estaba cada vez peor por alguna razón.

Durante las próximas dos semanas, Harry presento un cambio drástico.

«Los pacientes que sufren de Esquizofrenia, suelen padecer "bipolaridad" o se comportan de forma agresiva»

Harry había comenzado a golpear a Gemma, gritaba y gritaba. Unos segundos comenzó a llorar y le pidió perdón a Gemma. Ella le dijo que todo estaba bien, que no había problema. Él solo respondió con un: «¡Esta bien!», sonrió y se calmó

Tuvo varios problemas en el colegio. Solía gritar sin razón alguna. En la mitad de una clase, se levantó de su asiento y corrió hasta el baño, comenzó a gritar incoherencias, y golpear todo a su alrededor. Golpeó el espejo y este se hizo pedazos ante sus ojos, sus nudillos estaban ensangrentados por los pedazos de vidrios que se le incrustaron.

Los profesores y asistentes llegaron tiempo después tras la corrida de Harry. Harry realmente no estaba bien, nada en él funcionaba de forma correcta. Llamaron a los padres de Harry, para así avisarle que su hijo se encontraba en el hospital debido a un extraño comportamiento por parte del menor.

Harry estaba mal y lo sabía. Realmente quería acabar con todo esto y ser feliz por una vez en su vida.

* * * * * *

Louis había llegado al hospital. Al que tanto había odiado en su vida. Siempre iba por lo mismo, nunca era por un motivo diferente. Golpes. Unos de sus "compañeros" solía molestarlo, hasta el punto de acosar de él físicamente y psicológicamente. Su madre había insistido tanta veces en colocar una demanda contra ese muchacho y en su familia, pero el colegio simplemente se oponía diciendo que ellos podrían "solucionar" el problema. Siempre era lo mismo, charlas de veinte minutos en la sala por el director y su "secretaria". Siempre lo mismo. Misma rutina.

- ¡Señor, Louis Tomlinson! -la voz de una joven hizo que diera un brinco y se levantara de inmediato.

Jay, su madre, se despertó de inmediato y algo somnolienta se levantó. Mala decisión, sintió como todo se venía abajo y cerró los ojos con fuerza.

- ¿Cuántas veces te he dicho que no te levantes tan rápido? -alegó su pequeño hijo.

Jay negó sonriendo. -Sólo camina.

Todo estaba de maravilla en Louis, los golpes no habían sido tan graves esta vez. Solo algunos moretones en su cuerpo y heridas en su rostro. Después de algunas curaciones y chequeos, se dirigieron a su hogar.

Mientras caminaban por los tranquilos pasillos del hospital, escucharon la sirena de una ambulancia. Jay se quejó en un susurro, odiaba ese sonido. Lo odiaba mucho. Ambos se detuvieron en la mitad al ver como dos enfermeros entraban con una camilla caminando a paso acelerado mientras una mujer y una joven venían desesperadas detrás de ellos, llorando y gritando. Solo alcanzo a ver a un joven con una mascarilla recibiendo oxígeno, su cabello estaba esparcido por la almohada de la camilla, su tez estaba realmente pálida, se le podían ver las ojeras con facilidad y algunas venas azules en sus ojos. Para Louis fue la imagen más asquerosa y horrible del mundo. Para Jay, un horrible recuerdo.

- ¡¿Estará bien?! ¡Por favor, doctor, solo tiene 16 años! -y eso fue suficiente para que Jay sacara a Louis ahí con bastante fuerza como para lastimarlo.

Corrieron -prácticamente Louis fue arrastrado- hasta el auto de Jay. Abrieron la puerta con bastante rapidez. No dudó un segundo y arrancó. Saco el freno de mano, retrocedió y se fue hasta su hogar.

Al llegar no dijeron mucho. Cada uno se fue por su lado, Louis a su habitación y Jay por un abrigo y se fue. Sabia lo que hacía su madre, ya no tenía 12 años. Sabia que ella se alcoholizaba y volvía tarde a casa, o simplemente no volvía. Pero no por eso la odiaba, ella era igual. No lo golpeaba ni nada parecido, simplemente se iba a dormir. El castaño le llevaba una aspirina y un poco de agua. Si eso no era amor de hijo, simplemente, no sabría describir que era.

ESQUIZOFRENIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora