—¡Vamos, no se detengan! —Gritó un joven que se encontraba parado a un lado de un pequeño grupo— ¡Que aprenda que con nosotros no se mete!
El pequeño grupo –que se conformaba por unas dos o tres personas–, coreó un "sí" como respuesta. Dentro del pequeño círculo se encontraba Harry, estaba tan herido y golpeado que no le extrañaría que en algún momento u otro se desmayara.
—¿Qué tal ahora, enfermo? —dijo en tono burlesco un joven un año mayor que Harry— ¿Aún sigues teniendo ganas de meterte con nosotros? Claro que no, después de la paliza que estas recibiendo.
Harry levantó su rostro. Su nariz sangraba al igual que su labio. Su pómulo derecho estaba morado e hinchado, sus ojos rojos debido a las lágrimas que soltaba. No eran de tristeza, claro que no. ¿Por qué sentiría tristeza? Estaba tan acostumbrado a esto.
—¿P-por qué me golpean todos? No me he metido con ustedes —desvió su vista hacía el líder del grupo; Jack—, ¿Realmente eres tan débil como para pedirle a tus "amigos" ayuda? Nunca has podido golpear a alguien tú solo por miedo a lo que te hagan. Solo me molestas porque nunca has encajado en algún lugar. Te entiendo, Jack. Realmente lo hago, sé lo que se siente.
Jack levantó su mano para detener a su grupo. Miró a Harry directamente a los ojos, ¿Cómo era posible que este bicho raro lo entendiera? Él vivía rodeado de personas, él jamás lo entendería.
—¿Ah, sí? —Preguntó Jack— ¿Y en que mierda me entenderás?, ¿eh? —bajo su mano y formó, en ambas manos, puños, frunció el ceño y pestañeo varias veces. — ¡Dime, rizos! Siempre estás rodeado de gente, tienes a grandes personas alrededor tuyo, tú familia te adora y te cuida. Todos en este maldito colegio te amaban como si fueras alguien especial. Tú estás loco y lo sabes, tienes una maldita enfermedad mental, no encajas en aquí, con nosotros. Aquí todos son normales, Harry, nadie está enfermo mentalmente.
Enfermo mentalmente.
—Lo sé, estoy enfermo —agachó la vista—, pero gracias a esto, estuve alrededor de diez años sufriendo, personas como tú me miraban como a alguien inferior a ellos, solo porque nunca habían tenido cosas nuevas. ¿Es eso?, ¿Le tienes miedo a las cosas nuevas? Jack, si dejas de hacer estas tonterías y te enfocaras en ti, en como realmente eres, es posible que consigas a gente que de verdad merezca la pena. Gente que realmente te merezca, eres alguien genial y la gente debe conocer esa parte de ti.
Jack relajó los puños y su rostro, pero el parloteo del menor no lo calmó en su interior, formó una sonrisa con miles de significados detrás.
—No lo dejen respirar.
Harry abrió los ojos e inmediatamente los cerró, esperó un golpe que nunca llegó.
—¡¿Qué creen que le hacen?! —escuchó la característica voz de su amigo irlandés. Un sentimiento de alivio recorrió todo su cuerpo, no dudo en soltar un suspiro.
—Hey, ¿tú esto– estás bien? —sintió un susurro de una voz aguda y unas manos, suaves y delgadas, apoyándose en sus hombros. Dio un brinco y la persona rápidamente quitó sus manos. — Oh, perdón. Yo te asuste a ti, lo siento.
Harry abrió sus ojos y vio el rostro de una joven de tez pálida, con el ceño fruncido, labios apretados y algunos mechones de su melena castaña cayendo por su rostro. Sus ojos eran de un lindo celeste cielo, eran tan claros y tan puro, que se sintió protegido con solo observar los seguros que eran.
La joven se asustó al ver su rostro, su expresión rápidamente cambió a una más dura. El rizado rápidamente lo entendió y desvió su vista hacia delante. Pudo observar como su compañero mantenía a Jack contra el espacio vacío a un lado de los casilleros. El resto del grupo estaban siendo sujetados por tres personas que él nunca había visto, ¿Alumnos nuevo? A decir verdad, era un poco tarde, las clases habían comenzado hace meses, ¿Cómo habían aceptado a cuatro personas?
