2. Nada de "¿quién anda ahí?"

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Analicemos esta situación:

Es una noche bastante tranquila. El protagonista está acostado en su cama, descansando. De pronto, se comienzan a oír ruidos provenientes de el piso de abajo; pisadas, algunos golpes y un rechinido metálico. El protagonista se levanta preocupado, y en ropa interior sale de su habitación y examina con la mirada el pasillo. Armándose de valor, decide decir algo: "¿Q-quien anda ahí?"

¡NO!

Tan solo abrir la boca puede ser tu perdición en esta clase de situaciones. ¿En qué pensabas? ¿Qué el asesino te iba a responder algo como "oh si, estoy yo. Mira, solo pasaba por aquí, y como que me entraron ganas de matar a alguien. Por cierto, pase por tu refrigerador y comí el pastel de queso que te hizo tu madre... Y deberías buscar una mejor cerradura."?

Pfff.... ¡Buen chiste colega! A lo que me refiero es que con hacer ruido, le estás avisando al asesino que hay alguien a quien matar.

Así que, lo mejor es esconderte en tu armario y llamar a la policía, o sacar la escopeta de tu tío e ir a por ese desgraciado. Y si tu tío no tiene una escopeta o de plano no tienes tío, lo tuyo es la primera opción.

50 Formas de Sobrevivir a las Historias de Terror.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora