diehappy

una vez más.

Todavía no hay noche que no te recuerde,
es una tontería por tu parte que no te des cuenta de cuánto te echo de menos,
es estúpido que no veas lo que me duele tenerte al lado y no poder ni siquiera dirigirte la palabra, ya que sé que si lo haría las lágrimas no dejarían de brotar.
Diría que no te tengo,
pero es que te tengo conmigo todos los días,
no dentro de mi cabeza, si no también en mi cuello.
Te tengo tan dentro de mí misma que jamás seré capaz de acercarme lo suficiente a ti como para que me oigas decirte cuánto te echo de menos,
moriré con ello, besaré tus labios bajo mi lecho de muerte y no antes de este.
Llegaste a mi vida un día de enero para irte otro de febrero, ¿cómo algo tan simple puede hacer algo tan grande como llenar el vacío de una persona tan rota? Te lo diré, tenias que verte agachándote la primera vez que me viste, tenias que estar dentro de mi pecho para sentir el dolor que me da cada vez que te veo. Tenías que llegar a mi vida por los cojones de ella para simplemente llenarme o romperme, conseguiste ambas. Te quiero mucho más que a mí, no sé si será un fallo o una virtud solo sé que lo hago, me escondo detrás de páginas vacías donde escribo todo lo que nunca seré capaz de decirte, jamás seré capaz de decirte cuánto dueles, que me encanta tu olor, que estoy perdida en tus ojos y que nunca olvidaré la primera vez que me dijiste que no me fuera nunca para que después te hayas ido tú.
Te veo como un ángel que se convirtió en demonio, que bebe vodka a palo seco para luego tomarte otro trago de zumo detrás, que hasta bebiendo eres bonito. Siempre lo eres. Eres bonito hasta cuando mientes y eso que odio las mentiras pero me llenan si salen de tu boca, aunque daría todo el dinero del mundo para que se convirtieran en verdades, lo malo es que como no tengo dinero tendré que conformarme con mirarte pasar mientras otro pedazo dentro de mí se rompe, una vez más.