Capítulo 4.

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Su nariz picaba con algo suave, pero no quería abrir los ojos. Sus brazos ardían, pero no quería soltar lo que sea que estuviera sosteniendo. Sus piernas estaban entumidas, pero se negaban a cambiar de posición. HyukJae estaba cansado, pero no quería soltar a su príncipe que no dejaba de moverse entre sus brazos.

Sabía que DongHae estaba despierto pero no quería soltarlo, se sentía tan reconfortante saber que estaba bien y cálido.

—HyukJae...—DongHae movía su mano con suavidad sobre la mejilla de su arquero, apenas y podía sentir en los dedos el vello que comenzaba a salir, y le encantaba. — Despierta.

A HyukJae le encantaban las caricias sobre su piel y escuchar la voz dulce y ronca de su príncipe al despertar, valían todos los dolores del mundo en su cuerpo.

— ¿Cómo se siente? —Preguntó apretándolo más sobre su pecho mientras inhalaba el olor de la lavanda en su castaño cabello.

— ¿Qué fue lo que pasó? Recuerdo haberme quedado dormido en la bañera y despierto estando aquí.

— ¿De verdad no lo recuerda? —DongHae negó, y lo sabía porque su nariz volvió a sentir aquel cosquilleo. Abrió los ojos tratando de acostumbrarse a la luz del sol que se colaba por el ventanal y sonrió al ver la duda en los ojos tiernos del príncipe. —Me dirigí hasta aquí para traerle lavanda para su ducha, toqué varias veces pero nunca respondió, no me quedó otra opción y tuve que entrar...— Suspiró y parpadeó repetidas veces, notando el ardor en sus ojos por las lágrimas derramadas. —Estaba dormido en la bañera pero usted estaba helado a pesar de estar tan tranquilo, no se imagina lo angustiado que estaba.

Sus dedos callosos subieron hasta la cabellera suave y se perdieron entre las hebras que brillaban naturalmente. Podía sentir la angustia y el temor comenzar a recorrer su cuerpo una vez más y el nudo en su garganta se volvió a formar.

— ¿Se imagina lo que hubiera pasado si yo no hubiera llegado a tiempo?

DongHae sonrió, colocó ambas manos en las mejillas de su guerrero y logró unir sus frentes mientras sus bellos ojos se cerraban perfectamente.

—Tú siempre llegas a tiempo, HyukJae.

Y era verdad, el pequeño príncipe Lee siempre había sido muy curioso con las cosas que le rodeaban y cosas que solo podía ver a lo lejos cuando se sentaban en la hierba a jugar.

Muchas veces HyukJae lo había salvado de diversas cosas, de picaduras de animales venenosos, de caídas en pozos y de haberse podido perder en partes del gran bosque. Lo cierto era que nunca se había preocupado así por él, tal vez era por el hecho de que sus sentimientos habían sobrepasado el límite y había caído completamente enamorado del curioso castaño.

— ¿Qué pasa si un día no estoy?

—Estarás, siempre estás para mí.

—Príncipe...—Susurró.

Sintió un dedo sobre sus labios y cerró los ojos, suspirando por la respiración tan cercana a la suya.

No podía besarlo, pero si quería, no podía morder esos labios, pero quería lastimarlos, no podía tocarlo pero quería pasar sus manos y su lengua hasta por el rincón más prohibido de su cuerpo. No podía tener al príncipe, pero deseaba poseer a DongHae.

Por un momento fue egoísta y deseó que el menor no fuera un príncipe.

—Mi dulce arquero...

Antes de poder responder si quiera, los labios del castaño ya estaban presionados con suavidad sobre su mejilla, haciendo que su corazón temblara por un momento y su piel se erizara completamente.

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⏰ Última actualización: Apr 29, 2016 ⏰

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El príncipe y el arquero. [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora