La búsqueda empieza

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-¡Ahhh!- gritó Ale desesperada- ¡mi pierna, me duele, casi no la ciento!

-Oh no, le dio con una espina, tenemos que llegar a el castillo rápido- ordenó el rey.

La pierna de Ale se empezó a hinchar, se puso morada, y tenía fiebre, los ojos se le pusieron rojos y batallaba para respirar.

-Aguanta, ya falta poco, en el castillo hay medicinas, te vas a poner mejor.

-Hay...muchos...elefantes...volando- dijo Ale con la voz muy débil.

-¡¿Qué le pasa?!- dije preocupado.

-Tranquilo, el veneno tiene alucinógenos, se le va a pasar en unas horas.

Nos estamos acercando al castillo, es enorme parece que es más grande que el Taj Mahal, entramos y lo primero que se ve es la sala del trono que parece que es de oro con diamantes, fuimos a el hospital, solamente la sala de espera era más grande que mi casa, pasamos con el doctor del rey.

-Hola su majestad, ¿cómo se siente?- pregunta el doctor.

-Yo estoy bien, pero necesitamos que cures a alguien más importante que yo.

-Pero, señor no hay nadie más importante que usted.

-Si los hay, es Ale la Diosa de la Luz, un Grunger la atacó.

-¿Qué la Diosa Ale está aquí?- pregunta el doctor emocionado.

-Y también el Dios Diego.

-¿Qué?, wow es un justo conocerlo señor- dice mientras se arrodilla en mis pies.

-Doctor, no hay tiempo para eso, ayude a Ale ya- le digo mientras lo levanto del piso.

-Sí, perdón señor.

El doctor se acerca a Ale y le inyecta un líquido extraño de color rojo fosforescente.

-Se tiene que inyectar esto 1 vez al día durante 3 días, así se pondrá mejor.

-Gracias doctor- le digo aliviado.

-De nada señor es un placer ayudarlos.

Salimos del consultorio, llevamos a Ale a una recamara para que descansara.

-A ver ¿qué es lo primero que vamos a buscar para la espada?- le pregunté al herrero emocionado.

-Lo que está más cerca es la cueva del troll, pero no puedes ir solo, Ale te tiene que acompañar.

-Está bien, voy a esperar.

En esos 3 días estove haciendo dibujos sobre cómo sería la forma de la espada, pero era difícil porque no sabía cómo se iba a hacer.

-Ya me siento mejor, ahora, a buscar las cosas para la espada.

Los guardias nos dieron una espada, un escudo y armadura a cada uno y nos dirigimos con el herrero y 3 guardias a la cueva del troll.

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