Recuerdo 5

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En algo que me pareció ser un paseo encontré una puerta abierta, descubrí pañales, medicamentos, lo que parecía comida enlatada, algunas cajas y cosas aburridas. Aunque esperen, cuando me giré para salir, apareció ante mí, un viejo estante con cajas transparentes, sólo una de todas ellas me llamo la atención.
Como pude, bajé la caja sin hacer ruido, dentro había llaves, un poco de cartas y una especie de caja con forma de cofre.
Por unos segundos todo me dió vueltas y fue difícil mantenerme de pie, recuerdos pasaban como aves volando en mi cerebro que me perturbaban.
Hice lo más lógico que una persona haría, probé cada una de las llaves en el cofre, cuando ya había perdido las esperanzas, una de las penúltimas lo abrió.
No controlé mis ganas de hurtar la pesada caja transparente y llevarla a mi habitación para revisar tranquilo aquellas cosas tan familiares.

Iba lo más a prisa posible por el pasillo, cada paso que daba con mi bastón sentía que me latía un poco más el corazón.
¡Vaya! Realmente aquellas porquerías no eran livianas, y para mi suerte, sólo tenía un brazo disponible.
Mi cara de preocupación, ansiedad y curiosidad debe haber sido tan notable que un mocoso se acercó a quitarme la caja y me grito -LE AYUDO SEÑOR!- Dios mío sé que soy viejo, pero eso no significa que sea torpe.
Cuando llegamos a mi cuarto, señalé la cama. Él haciendo caso dejó la carga en el lugar y se quedó de pie, ¿Qué esperaba? ¿Propina?
Ninguno de los dos hacía nada, así que decidí ser el primero en moverme y sentarme lentamente en la cama, él me imitó ¿Qué quería hacer? ¿Porqué no se iba?

EL VALOR DE LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora