Capítulo 4

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Suban al bus muchachos- nos informa nuestro capitán justo después de haber recargado las bebidas y el equipaje en el bus de la concentración.
Me es absurdo y patético las lágrimas que brotan los padres cuando ven a sus hijos subir al bus, juro que son de cocodrilo y no las sienten de verdad, además sólo es una semana de lo que se van a ir de aquí y sus progenitores imaginan que se largaran por siempre.
Adiós- le digo a mi madre en un tono frío y ella igual se limita a responderme lo mismo.
Ya subo al bus y para mi sorpresa Pao está sentada en primera fila lo que me imposibilita que pueda estar con ella todo el rato y aprovechar las horas de viaje para ir adelantando el proceso de ganar mi apuesta.
Hola lucho- me dice con una sonrisa estúpida en la cara al saber que mi nombre es David y aún así no quiere decirlo
Hola- me limito a contestar al mismo tiempo que veo que mi amigo ya me tiene un asiento a su lado guardado
Mientras avanzo por el pasillo veo ahí a mi niña hermosa, Salo está tan hermosa como siempre y sin querer serlo, lleva un gorrito rosa, unos audífonos Beats rosas fosforescentes, ella está mirando a la ventana y no se percata de que la estoy viendo con una cara de bobo mientras estoy ahí parado.
Todo el viaje pasamos riéndonos de recuerdos de anteriores viajes, el de río verde es el más nombrado, ya que para todos fue el más importante, al ser un equipo muy unido y siempre juntos. Las anécdotas de como nuestro entrenador nos pegó fue épico y especial, ya que justamente todas las provincias estaban en la piscina y nuestra residencia era alado de la misma.
En esas nos informan que ya llegamos a nuestro destino y todos nos quedamos viendo con cara de, que mierda no dormimos nada.

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