El calvario de Darío

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Alexis llega a su habitación cerrando la puerta tras de sí. El encuentro con Darío en el vestíbulo hace que le vuelvan a brotar lágrimas y deslizándose pegado a la puerta acaba sentado en el suelo. "¿Por qué a mí? Esto es demasiado para mí, ¿por qué la gente quiere cambiarme en vez de entenderme?" Las preguntas le vienen y van de la cabeza como si de un test se tratara.

Al cabo de unos minutos se dirige a la cama, se echa en ella y llama a su madre: - Mamá...- intenta disimular su estado de ánimo.

Su madre no es tonta y conoce a la perfección cuando su hijo se encuentra mal: - Hola cariño, ¿estás bien?

Él, secándose las lágrimas que aún le corren por la mejilla le contesta: - Sí, sí, bueno me duele algo el estómago y te llamo para decirte que no voy a bajar a comer no vaya a ser que me siente la comida mal.

Se crean unos segundos de silencio, pero su madre acaba contestando: - ¿Seguro que no quieres bajar? - ella sabía perfectamente que no era por el estómago, pero quiso obviarlo.

Alexis: – Sí mamá, pediré algo para el estómago al servicio de habitaciones, no os preocupéis.

Ella, con voz de preocupación responde: - Bueno Alexis, si nos necesitas para algo nos llamas ¿de acuerdo?

Él suelta una media sonrisa, su madre siempre conseguía sacarle una: - De acuerdo mami, te quiero mucho, pasadlo bien.

Miriam: -Vale hijo y tú recupérate. También te quiero un montón pitufo, un beso – cuelga y Alexis decide darse un baño con agua bastante caliente y así relajarse.

Mientras tanto Darío no estaba dispuesto a perder esa oportunidad que se le había presentado con Alexis. Decidido a conseguirlo vuelve a entrar en el hotel dirigiéndose a la recepción. Uno de los recepcionistas le atiende: - Buenas tardes y bienvenido al hotel las Arenas ¿qué desea?

Darío traga saliva: - ¿Me podría dar un boli y un papel?

Recepcionista: - Por supuesto – le entrega un boli y un folio con el nombre y el logotipo del hotel en ambos.

Darío se sienta en uno de los sillones para escribir la nota, pero su mente estaba en blanco, las palabras que quería decir no le salían del corazón, no quería estropearlo de nuevo y aún más. Mirando a todos lados buscando la inspiración para hacer brotar las palabras encerradas de perdón ve una floristería dentro del hotel y en la puerta unas rosas rojas como la sangre, frescas como si aún no estuvieran cortadas y decide comprar una para acompañar la nota. Viendo tal belleza en algo tan frágil las palabras comienzan a pasarle por la cabeza y rápido comienza a escribir en la nota:

"Alexis, siento mucho el comportamiento que he tenido en la playa, en primer lugar, por el tema de la ropa y en segundo lugar por hablarte como si te conociera de siempre y decirte lo que tienes que hacer. Las rosas se marchitan al cabo del tiempo y por eso me gustaría quedar contigo para comer y pedirte disculpas cara a cara.

Espero tu respuesta. Darío"


Una vez comprada la rosa y escrita la nota se la entrega a uno de los recepcionistas y le pide que se la entregue al chico de la 471. Darío no podía estar más impaciente porque no podía, los nervios, las dudas de saber si dirá sí o no le carcomían por dentro y no podía quedarse quieto. A los pocos minutos la recepcionista que le atendió se acerca a él: - Hola, perdone ¿ha pedido usted mandar una nota y una rosa a la 471 verdad? Darío contesta: - Sí, he sido yo – su corazón se acelera, pero al ver la cara de la recepcionista su estado de ánimo cambia. Ella con bastante pena le responde: - Verá, lo siento mucho, pero... - le muestra la rosa destrozada y la nota rota en mil pedazos - ...la nota ni siquiera la ha leído, al escuchar su nombre ha roto la nota y la rosa – Darío se queda destrozado como la rosa y nota como se rompe en mil pedazos su corazón como la nota: - No se preocupe – Darío se marcha dejando a la recepcionista con la palabra en la boca.

Fuera del hotel sobre su moto varias lágrimas le corren por las mejillas, se las seca y se dirige a casa hasta que llega la hora de marcharse al trabajo, su ánimo estaba más destrozado que nunca. Mientras tanto Alexis en su habitación no se había movido de la cama. En la mesa que pegaba a la ventana ve el ramo de flores que le había dado por la mañana Darío y furioso se levanta con intención de destrozarlo como la rosa. Al acercarse a él ve una nota que no había visto, quiere romperla también, pero decide leerla:

"Decirte dos cosas, la primera es que quiero que me perdones por lo que ocurrió en el paseo de la playa y en segundo lugar que a pesar de que te conozca de ayer he visto que eres un chico con un gran problema en el corazón y me gustaría ayudarte. A veces puedo ser un capullo y estropearlo, es algo que me ha pasado siempre y que debo de arreglar y siento que contigo puedo hacerlo. Quiero que sepas que estoy para lo que necesites"

Al leer la nota un sentimiento de culpabilidad le invade y una lágrima le recorre la mejilla. Era la hora de cenar, así que se da una ducha, se viste y baja para reunirse con sus padres, pero antes se acerca a recepción: - Buenas noches ¿pueden hacerme un favor?...

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Perdón por tardar tantos meses en subir el capítulo 5


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⏰ Última actualización: Apr 30, 2016 ⏰

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