3

1K 160 42
                                    

Ho Seok y yo permanecimos en silencio. Ambos esperamos a que pasaran unos segundos para recomponernos y volver a la normalidad ―si es que podía haber algo normal después de lo de hoy―. Mi corazón latía a toda velocidad, mi cabeza empezaba a palpitar, y mis manos temblaban por la rabia y la impotencia que sentía al no haber sido capaz de hacer nada al respecto. Mi frustración era tal que había llegado hasta mi punto máximo; la abominable tranquilidad de Kim Jenn Im.

Ho Seok había sido testigo de esta extraña reacción que solía tener ante los momentos de crisis, y sabía que no era bueno estar a mi alrededor mientras estaba "tranquila", porque mi próxima explosión podría ser mucho más fuerte que la anterior.

―Oh, no... ―susurró Ho Seok con un tono de preocupación. Intenté cerrar mis ojos y evadir todo a mi alrededor, pero me fue imposible. Sentía su mirada sobre mí y, de nuevo, empecé a alterarme.

―Jenn...

―Déjame sola, Ho Seok. ―Hice una pausa―. Por favor ―susurré esto último; mi voz quebrándose.

―No. ―Me quedé en blanco por un momento. ¿Qué acababa de decir?

―¿Disculpa? ¿Cómo que no?

―Simplemente, no. Jenn, si te dejo sola ahora, probablemente, correrás hasta la habitación de Jin y le dirás quién sabe qué. No necesitan más problemas. No hoy, Jenn. ―Por un momento, el chico sonó tan maduro que me quedé observándolo fijamente. Ho Seok se removió un poco desde el otro extremo de la cama; sus manos inquietas y sus ojos fijos en ellas.

―¿Siquiera te importa los problemas que tengamos? ―pregunté escépticamente.

―Por Dios, ¿acaso te estás escuchando? Por supuesto que me importan, Jenn. Por supuesto que me importas ―dijo esto último más bajo, pero no pude evitar notar el tono preocupado que tenía. Era como si estuviera hablando en serio. ¿Ho Seok? ¿Hablando en serio por primera vez en su vida? ¿Cómo pasaban estas cosas?

―No, Ho Seok. A ti solo te importa pasar tiempo con tus amigos, acostarte con chicas, pensar en sexo y comer montones de comida chatarra. Eso es lo único que haces. Eso es lo único que eres. Así que ¿por qué no te vas y me dejas sola con MIS problemas para resolverlos con MI hermano? ―Hice énfasis en la última pregunta, intentando intimidar al chico.

Al cabo de unos minutos de silencio, Ho Seok habló.

―¿Tan mal lo he hecho? ―Su voz se quebró al final de la pregunta.

―¿De qué hablas? ―Me estaba dando jaqueca por culpa de la insistencia de este chico. Por Dios, que se vaya ya, por favor. Estoy a punto de sacarlo a patadas de mi casa.

Ho Seok se aproximó lentamente hacia mí, haciéndome retroceder ―involuntariamente― hasta que mi cabeza se encontró con el espaldar de mi cama.

―¿Por... Por qué te acercas así? Ya no me molestes más, ¿quieres? ―Una de sus manos tomó por sorpresa la mía, acariciando automáticamente el dorso de esta. De nuevo, me tensé.

―Definitivamente, soy un tonto.

―Okay... Eso ya lo sabemos. Ahora vete.

―Soy un tonto por actuar como tonto, mientras me convierto en un tonto por ti.

―¿Qué ra... Chico, mejor lárgate de esta casa ahora mismo. Ya es tarde, y creo que debiste haber consumido algo antes en tu casa, porque... ―Dos palabras. QUÉ. RAYOS. Tenía a Ho Seok a pocos centímetros de mi rostro; sus ojos enfrentándome como nunca antes lo habían hecho. Sus brazos reposaban a mis costados, reteniéndome en aquella incómoda posición y agitándome aún más.

―Dos cosas ―susurró―. Número uno: lamento lo que dije sobre Sky y Jin; fue otra de mis tonterías. ―Empezó a acercarse más―. Número dos: lamento no haber hecho esto antes.

―¿De qué...



Tonto.

Eres un tonto, Ho Seok.

Un completo tonto.

Y creo que la estupidez se contagia, porque me siento como una idiota en estos momentos.



Nuestros labios hacían todo el trabajo por nosotros. No hacía falta pensar. No hacía falta decir nada. No había oportunidad para eso.

Poco a poco, mis manos se aferraron al cuello de Ho Seok, mientras él acunaba delicadamente mi rostro para controlar el beso. Nuestros cuerpos seguían a nuestros labios. Ambos moviéndonos. Ambos respirando agitadamente. Ambos sin aliento. Ambos sin control.

Sentir su lengua contra la mía le dio una señal de alerta a mi cerebro que ―gracias al cielo― quiso escuchar con atención, ya que, inmediatamente, me aparté de Ho Seok y cubrí mi rostro con mis manos. Repentinamente, sentí pequeños picos sobre mis dedos; sensación que me hizo estremecer y reaccionar.

―Ho... ―Me quedé muda. Una ola de calor inundó mi cuerpo y rostro, mientras un agitado y sonrojado Ho Seok me observaba fijamente.

―Lo siento, yo...

―¿Por qué hiciste eso? ―murmuré. Una tierna sonrisa apareció en su rostro.

―Lo siento, Jenn. Soy un tonto.

I'm your fool © ➳ Jung Ho Seok || ANTR #1.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora