Realmente no sé porque me deje convencer por Changmin de venir a este enorme castillo que familia heredara hace ya un tiempo en Transilvania.Al llegar dimos un recorrido por el lugar, había demasiadas puertas... no sé en qué momento, pero debí dormirme en alguna habitación, lo deseaba con fervor, estaba agotado, aun cuando temo no haber dormido en absoluto, ya que lo que sucedió me pareció terriblemente real...; tanto que, ya de día y en mi dormitorio correspondiente, iluminado por el sol matutino, no consigo creer que haya ocurrido.
No estaba solo, pero la estancia no había cambiado nada desde que entre en ella, veía sobre el suelo iluminado por la luna, el rastro de mis pasos sobre el polvo pero ante mí se hallaba un joven, tan pronto como lo divisé, creí soñar, ya que, aunque el claro de luna entraba por una ventana situada a su espalda, no proyectaba ninguna sombra sobre el suelo ni los muros. Avanzó hacia mí, me contempló unos instantes y después sonrió de manera que me dejó observar sus dientes de esplendente blancura, entre unos labios muy rojos y sensuales, observe sus grandes ojos rasgados negros, con una mirada muy penetrante que, bajo la palidez de la luz lunar, daban la sensación de sendas hogueras.
Su presencia me produjo malestar, experimentado a su vez deseo y temor. Sí, ardía en deseo de besar aquellos labios tan rojos o que ellos besasen los míos. De pronto observé que no se encontraba solo, a su espalda estaban dos jóvenes más, también eran apuestos, a mi parecer parecían pareja. El castaño rió con una risa musical, no obstante contenía una nota de dureza, un sonido que era casi imposible que surgiese de una garganta humana.
El castaño levantó la cabeza con aire provocativo, los otros dos jóvenes cuchicheaban entre sí, uno de ellos susurro: - es joven y fuerte.
-También es apuesto- comentó el otro joven.
-Lo sé, por eso lo quiero para mí- decreto el moreno que estaba delante de ellos.
Sin moverme; yo contemplaba la escena a través de mis casi entornados parpados, en medio de una impaciencia y un suplicio exquisitos.
Se aproximó a mí, y se inclinó hasta poder yo percibir su respiración agitada. Su aliento, en cierto sentido, era dulce... produciendo en mis nervios la misma sensación que su voz, mas a esa dulzura se mezclaba un tinte amargo, como el olor que desprende la sangre fresca.
No me atreví a levantar mis parpados aunque seguí observando la escena a través de mis pestañas, y vi perfectamente como el joven, arrodillado, se inclinaba cada vez más hacia mí. Sus facciones tan masculinas, revelaban una voluptuosidad emocionante y repulsiva a la par, y en tanto encorvaba el cuello, se relamió los labios como un animal, de tal forma que, a la luz de la luna, conseguí distinguir la saliva que resbalaba por sus labios rojos y su lengua, que se movía por encima de sus dientes blancos y puntiagudos. Su cabeza descendía lentamente, sus labios llegaron al nivel de mi boca luego de mi barbilla, y tuve la impresión de que iban a pegarse a mi garganta. Mas no, el joven detuvo el movimiento y yo oí el ruido semejante a un chasquido, que hacia su lengua al relamer sus dientes y sus labios, al tiempo que sentía su cálido aliento sobre mi cuello.
Entonces, reaccionó la piel de mi garganta como ante una mano cosquilleante, y sentí la caricia temblorosa de unos labios en mi cuello, y el leve mordisco de dos dientes muy puntiagudos. Al prolongarse esa sensación cerré los ojos por completo en una especie de lánguido éxtasis. Después... esperé con el corazón palpitante.
Al abrir mis ojos me di cuenta de que no había absolutamente nadie, me retiré de esa habitación y fui a la mía.
Por las noches las visitas de aquel joven a mi recamara comenzaron a tornarse peligrosas nunca había sentido tal deseo por alguien como lo siento por él. Soy adicto de sus labios, quiero, no, deseo con fervor poseerlos.
Cada noche probaba de ese delicioso elixir de sus labios, nuestras lenguas en una batalla sin fin, se entrelazaban, mis manos recorriendo su cuerpo, sintiendo mi cuerpo estremecer debajo del suyo... sin siquiera saber su nombre, es un total desconocido para mí, pero que puedo hacer, estoy prendado a él, sus ojos, sus labios, su piel morena y su irresistible cuerpo me HECHIZO por completo.
―Por favor, dime tu nombre ― le dije entrecortadamente.
―Sólo espera un poco más― dijo tranquilamente, como si la situación en la que nos encontrábamos fuera la más tranquila.
El retomó las caricias y los besos, yo comenzaba a jadear nuevamente, sus rojos e hinchados labios se paseaban por mi cuello y bajó lenta y tortuosamente hacia mi pecho, subió y lamió mi lóbulo sensualmente.
―YunHo― susurró en mi oído, me estremecí al sentir su aliento, lo siguiente pasó muy rápido.
―Tómame YunHo, hazme tuyo― me quede en shock, ¿de mi boca salieron esas palabras? ― es lo que más deseo, ser tuyo― eso bastó para que él comenzase a deshacerse de mi camisa y de la suya me encargué yo, nuestras bocas se encontraban compartiendo un fogoso beso, lleno de pasión, mis manos recorriendo su espalda y todo lo que encontraban a su paso. Una de sus manos se deslizaba en mi pecho, sentí como sus dedos presionaban de manera deliciosa uno de mis pezones y sólo podía jadear, rompí el beso por falta de oxigeno, mi respiración estaba demasiada alterada, sus labios bajaron por mi cuello, siguiendo el recorrido a mis clavículas.
Siguieron descendiendo aun más y llegaron a donde momentos antes se encontraban sus dedos, se relamió los labios sensualmente mientras me miraba con renovada lujuria, primero lamió, luego succionó y me proporcionó pequeños mordiscos que me hicieron gemir roncamente, repitió la operación con el otro, y sus manos se encargaban de desabrochar sus pantalones, saco su erguido miembro, me relamí los labios y mis manos comenzaron a masajearlo lentamente.
Me encontraba debajo de él, desnudo y completamente entregado a las sensaciones que él me permitía disfrutar.
La temperatura inundó la habitación, el calor quemaba la razón para dejar paso al infinito placer de su unión. Era un gozo inigualable, escuchar con voz extasiada esos gemidos que pronunciaban sus nombres, saberse único causante del éxtasis que cubre el cuerpo entre tus brazos.
Logrando así que disfrutáramos de una maravillosa entrega, cargada de pasión y un lazo emocional que me hacen sentir diferente y una extrañeza, pero con la necesidad de que esté a mi lado. Después de un gran desgaste de energía, caí en los brazos de Morfeo, sin saber algo más sobre ese mundo que nunca deja de girar.
POV'S YunHo
Mi corazón que hace un largo tiempo no latía como hoy día, solo me hizo recordarme que aun tengo uno, que tal vez no lo necesite para vivir... pero gracias a ese chico hermoso de cabellos azabaches he vuelto a ser en parte humano, a volver a vivir todas esas sensaciones que creí no existentes en mí.
Sé que está muy débil, su pulso es casi nulo... debo actuar rápido, sin embargo no quiero arrebatarle así su vida, yo repudié muchos años este estado, porque no estás ni vivo ni muerto. Lo quiero a mi lado para la eternidad...
―Lo siento, Jae... ― susurré en su oído, mientras lentamente acercaba mis labios a su cuello, le di un casto beso antes de morderlo. Su sangre se deslizaba por mi garganta y sabía a gloria, era una sensación magnifica, tenía que parar o lo mataría, ver en su rostro el dolor... sólo hizo que me sintiera mal por lo que había hecho, recordé como me sentí hace más de un siglo cuando me transformaron.
Pronto dejé de pensar en eso, ya que, comencé a poder leer sus pensamientos, en ese lazo que se crea con el creador. Pude percatarme de que su vida no era muy lujosa, sufría lo suficiente como para no ser tratado dignamente en su escuela.
Las convulsiones abandonaron su cuerpo dejándolo sumido en un estado de inconsciencia, que duraría cerca de dos o más días. Todo pasaría, la sed inmensa que lo cegaría pasaría, todo, para poder estar juntos por siempre.
Continuara...
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Taken.
FanfictionAutor: EunKyo Pareja: YunJae Otras parejas: KyuMin, YooSu. Género: Slash, Romance Advertencia: Lemon Extensión: Two-Shot