Capítulo dos: Meredith.

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Capítulo dos.

Un "adiós" se llevó los años más felices de mi vida

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Un "adiós" se llevó los años más felices de mi vida....
Hoy se cumplían cinco años de la muerte de Derek Shepherd y Meredith Grey se sentía vacía, tan muerta como el amor de su vida...

Durante las primeras semanas, los primeros meses, su vida transcurrió como un mal sueño, un mal sueño del que no podía despertar: la llamada telefónica dándole aviso del fallecimiento de su esposo, elentierro de Derek, su huida apresurada con los niños, su milagroso embarazo, la vuelta a casa tras el parto, la soledad y tristeza que desprendía cada estancia de la casa después de la muerte de Derek, la incipiente tensión entre Amelia y ella... Todo parecía aún un mal sueño del que esperaba despertar en algún momento, en los brazos de su esposo...

La joven suspiró con pesar, preguntándose por qué el único y gran amor de su vida la había abandonado también, como todas las personas que entraban en su vida, ¿por qué Derek había tenido que morir tan pronto?

Habían luchado tanto para poder vivir sus vidas, su vida en común: habían luchado contra sus propios impulsos para no echar a perder sus respectivas carreras, habían luchado contra las circunstancias, contra Addison y su empeño por revivir un matrimonio que era tan falso como muerto estaba... Con la muerte, probando más de una vez sus propias mortalidades, con sus miedos e inseguridades a la hora de prácticamente todo: estar juntos, ser madre...Habían luchado entre ellos mismos por culpa de esos miedos e inseguridades...Espera ahí, no te muevas, espérame, estaré aquí antes de que te des cuenta...

Si tan solo hubiera sabido que esas serían las últimas palabras que escucharía salir de su boca...

-¡Mami!-Chilló una vocecita haciendo a Meredith interrumpir sus pensamientos.

Una cálida sensación de felicidad embargó el pecho de la mujer cuando, al llevar la vista hacia la fuente de la voz, se encontró cara a cara con con sus tres hijos, quienes la miraban ansiosos y felices a tiempo que se soltaban de las manos de su tío Owen. La cirujano sonrió a tiempo que abría los brazos ansiosa por abrazar a sus niños.

Rápidamente, se encontró envuelta en una red de pequeños brazos y dulces besos. Lágrimas, entre tristeza y alegría derramaban de los verdes ojos de la doctora...

Se había prometido a ella misma que jamás sería tan mala madre como la suya propia, sin embargo...Aquí estaba, encerrada en estas cuatros paredes que ejercían de su propia tumba, de una muerta en vida enterrada por el gran peso de la depresión y culpa...

-¡Mami!- Volvió a sacarla de sus pensamientos, esta vez, la voz de su hija mayor, Zola, quien la miraba con una gran sonrisa. -He aprobado mi examen de Inglés- Dijo a tiempo que le dirigía una mirada de orgullo, causando que la propia mirada de la madre brillara también con la de ella.

-¡Vaya!- Exclamó- Eso es genial, ¡enhorabuena, ZoZo!- Apremió a tiempo que abrazaba a la niña, maravillada por el lío de extremidades desgarbadas que le devolvía el abrazo. A los nueve años, la preadolescencia se abría paso en el cuerpo de su niña... Siendo uno de los cambios más importantes, lo mucho que había crecido.

Meredith suspiró internamente, la tristeza se volvía a apoderar de ella... Sus hijos crecían tan rápidamente... Y ni ella ni Derek estaban allí para presenciarlo...

-¿Cómo estás, Meredith?- Preguntó Owen Hunt a tiempo que se sentaba frente a ella y los niños con un suspiro cansado. La rubia levantó la mirada de sus preciosos hijos y le sonrió con desdén... -Bien, mejor... Bastante mejor...- Tomó un segundo para tomar un respiro. -El doctor Prince piensa que si sigo así podré irme a casa en un par de meses... - Terminó de decir a la vez que sonreír a Owen con una falsa sonrisa de felicidad... No es que no estuviera contenta, lo estaba... Después de cerca de un años y otros tantos luchando una ardua batalla contra la depresión, Meredith Grey comenzaba a ver la luz, sería capaz de volver a casa, con sus niños... A los que ya no vería solo una hora cada dos fin de semanas, y eso le llenaba de alegría, casi tanto como le asustaba...

Después de todo.. Casi había perdido a Bailey por culpa de la dichosa depresión, aún puede llegar a sentir el dolor, el miedo, la angustia y culpabilidad que había sentido al ver a su pequeño tirado al pie de las escaleras tras haberse caído... Solo porque ella estaba tan ocupada en su bucle de dolor, pérdida y autocompasión... -¡Meredith!- Exclamó Owen en una profunda y preocupada voz, haciendo a ésta abandonar los espeluznantes pensamientos que comenzaban a apoderarse de su mente...

Posó sus tristes y preocupados ojos verdes sobre los de Hunt, quien le dedicaba una mirada compasiva... -No pienses más en ello, Mer... Bailey...-Bajó la mirada al pequeño de siete años, que jugaba animadamente con sus hermanas, cerca de Meredith. -Bailey está bien, Mer, y tú... tú también lo estarás... -Terminó de decir el doctor con un toque cálido y suave en la voz que, generalmente, usaba con los niños.

Incluso sin quererlo, Meredith no pudo evitar sonreír al afecto y el cariño que goteaba de cada palabra dicha por Owen Hunt, así que le dedicó una sincera mirada de gratitud y cariño, -Lo sé...-Comenzó solo para ser detenida por un gran suspiro que se escapó de sus labios. -Es solo... que soy una mala madre, Owen...- Negó tristemente.

Owen suspiró y a tiempo que negaba, la abrazó, haciéndola sentirse por primera vez en mucho tiempo segura, segura y querida...

Y por primera vez en muchos meses lloró, lloró de rabia y dolor, lloró por la pérdida de su gran amor, clamó a la vida por todo su dolor.

-Shhh- Susurró el hombre de ojos azules en su oído, -Todo estará bien, Mer, todo estará bien...-Terminó de decir, intentando calmar a la angustiada mujer en sus brazos.

Las palabras y gestos de cariño barrieron a través del cuerpo de Meredith, quien tan solo deseaba que Owen Hunt tuviera razón, que todo pudiera estar bien, que todo fuera un sueño del que en cualquier momento iba a despertar en los brazos de su Derek...

Y allí, acurrucada en los fuertes brazos de su hermano en ley, clamó a la vida por un nuevo destino junto a él, clamó hasta caer rendida, pensando en él...

"Y cuando te hayas consolado

(siempre hay consuelo)

estarás contento de haberme conocido.

Serás siempre mi amigo.

Tendrás deseo de reír conmigo".

- El Principito.

It's a Beautiful Day to Save Lives (Grey's Anatomy Fan fiction) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora