Dias antes de Civil War

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Capítulo uno

El día está nublado, el aire hacía que los árboles se movieran con brusquedad, pareciendo que los tiraría en cualquier momento, todos se movían sin parar, checando que nada estuviera pasando allá afuera. Nadie estaba en calma, pero para mí, es normal.

Caminaba por los pasillos de la instalación de los Avengers, supervisando que todo estuviera tranquilo aunque pareciera todo lo contrario.

—Esta semana a sido—suspira—tranquila—volteo mi cabeza unos noventa grados para ver a Sam, un gran compañero y un buen amigo.

Regresó mi mirada hacia enfrente, dirigiéndome al salón de entrenamiento para ver a los nuevos trabajadores de S.H.I.E.L.D. Muchos son jóvenes aprendices de ciertos agentes como la agente Romanoff.

—No tarda en parecer algún peligro, Sam—contesto sin decir algo más. El sonríe mostrando sus Fuentes y camina a mi lado, llegando a la sala de entrenamiento.

Miro con cuidado y pude notar la presencia de Visión y Wanda, la más pequeña del equipo observando y opinando sobre estos. Camino hacia ellos sin despegar mi vista de los nuevos reclutas; observó con precisión cada movimiento que ejercían, con cada alarma que colocaban en sus mano, acordándome de mis intentos por entrar al ejército, más bajo que ellos, más débil pero con mucha inteligencia para poder sobrevivir.

—¿Y qué les parecen los nuevos reclutas?—pregunto al llegar y colocarme al lado de Wanda.

—Me sorprende la habilidad que muchos de ellos poseen—comenta Visión—serán buenos agentes si siguen de esta manera.

—Oh, unos buenos criminales—llega Natasha con algo de desesperación, la mire con seriedad—tu agente, volvió a faltar a mi clase—remarcó las primeras palabras haciendo que Sam soltara una risa para que después colocará su mano derecha en mi hombro.

—Puede que tenga 19 años, pero parece...

—Una niña pequeña—interrumpo para mirarlo con seriedad—puede que se buena combatiendo y disparando, pero con esa actitud, nunca llegará a ser un buen soldado—empiezo a caminar hasta la salida.

—¡Sabes que ella no vendrá!—grita Natasha para poder hacerme entrar en razón, como es de costumbre, siempre tiene la razón, bueno al principio, al final siempre termino teniéndola yo, claro, con algunos defectos.

—Claro que lo hará—murmullo.

Camino con rapidez y con seriedad hasta las habitaciones del edificio, ella es el soldado que más problemas causa, demostró buenas habilidades con el arma y la mejor puntuación en los diferentes tipos de combates, pero es la más baja en tanto a conducta y obediencia, lo que implica ponerle un entrenamiento más pesado cada vez que ella no obedezca órdenes. Subí las escaleras con rapidez, era varios pisos pero no me importó, tenía que encontrarla para que cumpliera con sus obligaciones.

Al llegar al piso correspondiente, camine con velocidad hasta su habitación, mi mirada esta sería, todo mi rostro reflejaba seriedad. Llegue a la habitación 192 y sin pensarlo abrí la puerta, no había nadie, pensé en esos momentos donde podía estar. Entro a la habitación para buscarla; muchas veces suele esconderse en está, haciéndonos creer que se ha marchado, pero todos sabemos que no tiene lugar a donde ir. Al ver que no estaba debajo de la cama me pare para poder pensar mejor en donde pudiera estar, escuche el sonido de un arma cargada.

—¿Acaso tú madre no te enseño a tocar la puerta?—es ella.

—¿Acaso la tuya no te enseño a que no debes faltar a clases y mucho menos apuntarle a un soldado con mayor rango que el tuyo?—conteste con otra pregunta, volteándome poco a poco para poder verla a los ojos.

Era muy pequeña a un lado de mi, media 1. 63 metros, cabello largo que le llegaba un poco abajo del busto color castaño, ojos marrones, nariz afilada y pequeña, labios delgados color carmín, nada voluminosa.

—Supongo que me lo habría enseñado, si no hubiera muerto cuando nací—expresa secamente y baja el arma, caminando hasta la pequeña mesa de noche que se encontraba a un lado de su cama.

—¿Por qué no fuiste a entrenar?—la miro con tranquilidad, sin perder mi postura—otra vez—suspiro con pesadez. Todos los días de todas las semanas de este mes y del anterior y del anterior, a faltado a las clases de entrenamiento.

—No lo sé, supongo que estoy cansada de siempre hacer lo mismo—sentándose en la cama. La mire con asombro.

—Si estás cansada de la rutina—alzo un poco mis hombros—deberías asistir a clases y no escaparte de ellas.—me mira con seriedad al igual que yo a ella, rueda los ojos con pesadez y yo la veo con algo de enojo.

—Tu sí tienes una vida divertida, Rogers —la miro algo más relajado—tu...por lo menos conociste a tu familia, yo no. Tú sales de estos muros para poder ver la ciudad, ver los amaneceres y los atardecer, tú tienes citas y a alguien que se preocupe por ti, que te diga lo importante que eres para ella—suspira subiendo sus piernas para poder pegarlas a su pecho y poder rodearlas a sus brazos—yo no.

Me quede callo unos momento analizado cada palabra que salía de su boca, siempre que vengo a buscarla, ella termina diciéndome exactamente lo mismo y yo lo único que hago es quedarme callado. ¿Qué se supone que le diga a una niña de 19 años, casi 20? Por lo que se de ella y por lo que he leído de su expediente no tiene ningún familiar o algún conocido, a pasado de familia en familia hasta que la ultima que tuvo, la mando a una especie de escuela militar para poder dejarla ahí. No ha tenido contacto con ellos desde que tenía 15 años y apenas la han enviado a que formará parte de S.H.I.E.L.D.

—Pues en realidad no tengo citas—me mira—no salgo a dar la vuelta con otras personas, solo voy a mi pequeño departamento a dormir, y salir a correr un poco—la miro con una ligera sonrisa.

Ella me mira con asombro, como si en verdad fuera algo sorprendente. Mi vida es algo complicada afuera de estos muros, Natasha me ha dicho varias veces que salga, conozca chicas pero eso no es mi fuerte. Con decir que no había besado a nadie desde 1940.

—Bueno—pronuncia levantándose—que usted no quiera rehacer su vida, es su problema—camina hasta la salida—iré a entrenar y haber de casualidad quien de las agentes esta soltera.

Río levemente negando con cuidado la actitud de la jovencita. A pesar de que este deprimida sabe como hacerte reír y que te sientas mejor.

Stay Strong (capitán América y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora