El teléfono de Benjamín marcaba las 6:20 am cuando desactivó la alarma. Normalmente habría estado cansado y sin ganas de ir al colegio, pero esta vez era diferente: iba a ver a Rocío, la chica de la cual estaba enamorado, después de haberla besado el viernes pasado. No había vuelto a escribirle desde aquella vez por miedo a hacerla sentir asfixiada, pero la realidad era que no había podido sacarla de su mente un segundo. Contrario a lo que sucedería un lunes típico, se vistió con ánimo, desayunó, y fue a la parada del colectivo lleno de energía y vitalidad.
El recorrido entre su casa y la escuela generalmente duraba bastante y era poco emocionante, así que para pasar el tiempo sacó su teléfono y deslizó su lista de contactos, deteniéndose en el nombre "Rocío Figueroa". Amplió la imagen y se quedó mirándola un momento. No podía creer lo afortunado que era.
Todavía seguía ansiando llegar para verla cuando de repente una alerta apareció en la pantalla, interrumpiendo sus pensamientos: "Un nuevo mensaje recibido". Abrió la notificación, emocionado, pensando que era ella, pero se sorprendió al ver que el remitente era alguien totalmente inesperado: Fernán. ¿Por qué iba a querer escribirle él, si ni siquiera le hablaba?
Bueno, en realidad no le hablaba a nadie. Fernán era un chico de su curso muy malhumorado. Siempre se sentaba al fondo, solo, dedicándole miradas antipáticas al resto de sus compañeros. Las pocas veces que alguien se animaba a hablarle, generalmente respondía con insultos... o puñetazos: Fernán era experto en boxeo, y los golpes eran su manera de relacionarse con el mundo.
"Hoy tengo que decirte algo, sentate conmigo", leía el mensaje.
Benjamín definitivamente no entendía nada. ¿Qué iba a tener que decirle? Si nunca habían hablado en su vida. Algo no le cerraba, hasta que lo recordó: Fernán había tenido relaciones sexuales con Rocío algunas semanas atrás. ¿Eso significaba que ahora quería vengarse de él?
"¿Qué pasa? Decime ahora" contestó, comenzando a sentirse algo asustado.
El teléfono indicaba que el mensaje había sido visto por Fernán, pero éste nunca contestó. Benjamín insistió con algunos mensajes más, pero la reacción del otro siempre fue la misma.
Finalmente llegó a su parada y se bajó del colectivo. Lo primero que hizo apenas llegó a la escuela fue ir a buscar a Rocío al aula donde ella tenía clases, pero uno de sus compañeros le dijo que había faltado. Se dio cuenta entonces de que su mañana perfecta ya había estado arruinada: no solo no había podido ver a la chica que amaba, sino que además iba a tener que sentarse con la persona que menos le agradaba.
Continuó hasta la mitad del pasillo y entró a su aula. Cruzó la puerta que tenía el cartel de "Quinto año, Artes Visuales" y saludó a sus amigos Milton y Julieta, con quienes siempre se sentaba frente al pizarrón, pero continuó caminando hasta el fondo y se sentó en el lugar donde sabía que tenía que estar si quería sobrevivir por haber besado a Rocío: junto a Fernán. Sus amigos lo miraron confusión cuando vieron lo que estaba haciendo, pero él les hizo una seña para indicarles que no había de qué preocuparse.
—Hola —dijo Benjamín, mientras sacaba su carpeta y su cartuchera. Fernán ni siquiera lo miró. Era como si no percibiera su existencia.
—¿Qué querías decirme? —Esta vez elevó el tono de voz, pensando que quizás el chico no lo había escuchado. Este le dedicó una mirada de odio y luego volvió a mirar su celular, ignorándolo completamente una vez más.
Rindiéndose casi por completo y temiendo por su integridad física, Benjamín decidió no insistir y la clase comenzó. La materia que tenían en esa hora era Imagen y Nuevos Medios. Ambos se concentraron en seguir con sus propios dibujos. El de Benjamín era una mariposa volando entre las flores de la primavera. Fernán, en cambio, estaba dibujando lo que parecía ser una cama de tortura. Una persona estaba atada desde todas sus extremidades y estas parecían estar expandiéndose, generando en ella una expresión de facial de dolor insoportable. Para hacerlo, usaba los lápices de Benjamín, los cuales agarraba con determinación y sin pedir permiso, llegando incluso a sacarle varios lápices de la mano mientras este los estaba usando. Por discreción, Benjamín prefirió no emitir queja al respecto.
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El castigo de Benjamín (Completa)
Short StoryBenjamín se alegra por haber logrado besar a la chica más deseada de la escuela, pero su misterioso y violento compañero de clase tiene un ataque de celos y decide castigarlo de la mejor manera: haciéndole cuestionar su sexualidad.