«Capítulo 3» El chico de rulos.

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La cafetería estaba tal y como la había dejado antes de las festividades; las paredes eran blancas y altas, los ventanales enormes que daban la vista aun campus totalmente verde y hermoso, las mesas rojas que le daban algo de color a toda la blanquecina habitación estaban perfectamente acomodadas en hileras perfectamente alineadas. Los alumnos comenzaban a acercarse y el lugar comenzaba a llenarse, todos vestidos de la misma forma: las mujeres, con una falda al estilo escocesa de unos colores azules diferentes, una camisa blanca con el logo de la escuela del lado del corazón, una corbata al mismo estilo que la falda, las medias de un color azul oscuro y los zapatos negros, como odiaba aquellos zapatos. Luego los hombres, que vestían con unos pantalones azules, la camisa y la corbata iguales que las mujeres y los mismos zapatos. Solo nos dejaban usar ropa común luego de las ocho p.m. y en los fines de semana en caso de que no vayamos a las casa de nuestros padres.

Se podía decir que no era de mi agrado vivir en un colegio, pero le había tomado cierto cariño.

- ¡Jane, despierta! – dijo Sophie chasqueando sus dedos en frente de mi cara.

- Ay, ya – dije sacando su mano de un manotazo.

- Es hora de ir a comer.

- Por allí hay una mesa vacía – dije apuntado con el dedo a una de las mesas del medio.

Fuimos por unas bandejas con comida y después caminamos hasta la mesa que habíamos indicado antes. Había demasiadas caras nuevas.

- ¿No te parece extraño? – dijo Sophie.

Bebí un sorbo de mi jugo.

- ¿Qué? – pregunté jugando con los guisantes que quedaron.

- El hecho de que William aún no aparezca.

Sería bueno no verlo por el resto de mi vida.

- Es un idiota, luego de que lo vi haciendo de las suyas creo que se mudó con sus padres a quién sabe dónde – me encogí de hombros restándole importancia.

William, es mi ex novio, quien lo deje luego de verlo revolcarse con una de las tantas estúpidas del internado.

Aún me duele recordarlo. ¿Cómo puede ser que me deje llevar con ese bueno para nada?

- Hola chicas – dijo Allison sentándose a mi lado.

- Hola Ally – dije sonriendo.

- ¿Ya te vas acostumbrando? – preguntó Sophie.

- Pues… de hecho, lo llevo bastante bien – sonrío.

- Te acostumbraras, en realidad, es muy divertido – sonreí.

- Por el amor a todos los ángeles – dijo Sophie con los ojos muy abiertos –, me he olvidado de Pompón.

- Ay no puede ser – dije evitando no reír y cubrí mi cabeza con las manos.

- ¿Pompón? ¿Quién es Pompón? – pregunto Allison.

Aparte mis manos para mirarla y sonreí.

- Pompón es su oso de peluche, no duerme sin él – carcajeé.

- No es solo un oso de peluche, ¡ES POMPÓN! – Sophie fingió agonizar.

- Puedes pedirle a Maryse que te lo mande unos de estos días, aguantaras sin él – dije estirando mi mano para “consolarla”.

- ¿Maryse? – dijo Allison.

Me parece que hablar de nombres con Allison no era buena idea.

- La mamá de Sophie – dije mirándola.

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⏰ Última actualización: Oct 18, 2013 ⏰

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