Capítulo 4

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Bajo del coche a paso lento y silencioso. Aunque trato de controlar mis manos temblorosas, no puedo. El rudo martilleo de mi corazón es insistente, haciéndome sentir como si estuviera a punto de entrar en una batalla, y tal vez lo estoy.

Me sorprendo de que esta vez Ethan me esté esperando en la puerta de la casa para entrar después de mí. Hasta el momento, es el primer signo de caballerosidad que ha demostrado, una cualidad que claramente él no posee.

Cuento hasta tres, suspiro y sonrío para que nadie note lo afectada que estoy.

Lo primero que veo al entrar son las enormes maletas justo al lado de las escaleras que llevan a las habitaciones, entonces la realidad me termina de golpear. Ella realmente está aquí.

— Gracias por traerla, Ethan — la voz de mi padre proviene de la cocina, pero no me giro a mirarlo porque sé que ella está a su lado.

— Te había dicho que lo mejor para Abbigail era que la internaras en un reformatorio, Marcus, pero no me has querido hacer caso — su voz venenosa llega a mis oídos y, de inmediato, mi piel se pone de gallina —. ¿Ya ves que eso es lo mejor? Estuve averiguando y en Italia hay un reformatorio para niñas rebeldes y sin rumbo como ella...

— Con todo respeto, señora Noellia — mi padre la corta —. Abbi es mi hija, yo decido qué hago con ella. Así que le agradecería que deje de insistir con eso, porque no lo haré.

Mi abuela suspira dramáticamente, mis manos haciéndose puños cuando siento su presencia detrás de mí.

— Mi hija lo habría hecho sin dudarlo, mira que Abbigail es...

— Jenna ya no está — la voz de mi padre se eleva un poco —. Y estoy seguro de que ella nunca habría hecho algo así. Abbi es mi hija y va a estar a mi lado, no en un reformatorio.

— Pero...

Mi padre vuelve a cortarla para hablarme con voz fuerte —: Abbi, tienes totalmente prohibidas las salidas por una semana.

— ¡No puedes hacerme eso! — Replico, girándome para mirarlo —. ¡No tienes ningún derecho a...

— Soy tu padre, Abbigail, no lo olvides. Tengo todo el derecho a hacerlo. Si no obedeces, no habrá ningún viaje con Luke.

Perfecto, ahora siempre va a manipularme con eso.

— ¡Deja de chantajearme con lo mismo! — Le grito furiosa, frustrada y exasperada.

— Es increíble que dejes que esa mocosa te hable así — por fin miro a mi abuela, su fría mirada cayendo en mí —: Mi niña Fancy nunca te ha hablado de esa forma tan irrespetuosa, Marcus. Deberías ser más duro con Abbigail para que aprenda un poco de modales y algún día logre ser algo parecida a su hermana.

Habla de mí como si no me tuviera justo en frente de ella, como si yo fuese invisible.

Muerdo mi labio, evitando decirle todo lo que quiere salir de mí en una explosión de palabras.

Lo mereces, me repito para controlarme.

— ¿Para dónde vas, Abbi? — La voz de mi padre me detiene cuando empiezo a subir las escaleras.

— Quiero dormir — miento.

Sólo quiero encerrarme en mi habitación para evitar seguir escuchando a mi abuela. Ya es humillante que me trate de esa manera, pero aún más humillante es que lo haga justo frente a Ethan, un completo desconocido.

— Saluda a tu abuela y después puedes marcharte.

Vuelvo a detener mi caminar, mi estómago revolviéndose ante su petición. Reprimo el grito que quiere salir de mis labios y, a paso lento, me acerco a la señora que se hace llamar mi abuela.

Peligro |Disponible en Dreame|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora