Cap. 2

556 48 14
                                    



"Hey, podemos ir al cine a ver una película, o ir a mi casa a comer palomitas y tomar refresco mientras que escuchamos un poco de Iron Maiden, es de mi grupos favoritos sabes." Oh vamos, Ike, baja de las nubes, obviamente eso en mi mente suena tan genial pero al momento de hablarle personalmente de seguro parecería Pigglet. Sí, el de Winnie Pooh. Y hablando de ese grupo hay un concierto el otro viernes, pero no podré ir ya que no tengo dinero para poder comprar las entradas y aun sí tuviera todas ya están agotadas. Me tocará escuchar el concierto en la radio.

Sábado en la noche.

Era nuestra graduación. Fui con algo tan sencillo y simple con un traje negro formal no tenía nada más el cual lo había utilizado este mismo año para la boda de unos familiares.

Maldición. Conocía a muchas personas pero con ninguna había hablado o tal vez sí pero no fue nada más para preguntar la hora o a qué clase íbamos ahora. Estaba solo por donde estaban los refrescos me acababa de terminar aquella soda. Tuve una sensación que me hizo levantar la vista y mirar al frente. ¡Juro que en ese momento mi alma había abandonado por un segundo mi cuerpo! Él-él está caminando hacia mí. De seguro esto es una broma de mal gusto o tal vez yo estoy dormido, pero no, es totalmente real, se dirige hacia mí, mis labios comenzaron a temblar, mi piel se puso completamente blanca como la nieve. No podía creerlo estaba parado frente a mí y yo parecía una chica quinceañera que tiene a su cantante favorito frente a sus ojos.

—Hola... ¿Ike no?

¿Cómo sabe quién soy yo? Se supone que no sabe ni un carajo sobre mí. No había escuchado su voz con tanta claridad una sonrisa se colaba en aquellos labios rosa pastel, y por el tono de su voz se le notaba un poco nervioso, ¡Já! Ya no digamos yo.

—En efecto, tu eres, Link, ¿cierto? — Como si no supiera su nombre desde el momento en el que lo vi.

—Por supuesto, que suerte que sabes mi nombre. — ¿suerte? Soy yo el suertudo porque él sepa el mío. —Quería preguntarte algo... Sé que jamás hemos hablado pero quería saber si...

— ¿Sí...?

—Verás, tengo dos boletos para un concierto de Iron Maiden para el otro viernes y quería que fueras conmigo...

—Hem... yo...

—No digas tal vez... me gustaría mucho que vinieras.

— ¿No crees que tu novio se molestará? — Bravo, tu oportunidad para salir con él la acabas de arrojar por la ventana.

—Terminé con ese idiota el jueves... Ya no lo soportaba cerca de mí.

—Oh, ya veo, pero ese idiota tuvo más suerte que yo. — ¡Mierda hablé en voz alta! Y lo único que escuché después fue una risa del castaño.

Se siguió riendo y luego siguió hablando —Bueno, yo fui el tonto por no haberme dado cuenta antes que era un patán. Pero eso ya no importa. Bueno. Hem...

— Respondiendo a tu pregunta, sí, sí me gustaría ir contigo, ¿quieres que pase por ti en la noche?

Un rubor apareció en las mejillas de este y miró hacia abajo un tanto apenado. —Estaría encantado.

— ¿Entonces a las 8?

—Me parece bien.

Mi corazón estaba a punto de salir disparado de mi pecho y rebotar por todo el lugar y la sonrisa de oreja a oreja que se formó en sus labios me hizo sonreír de la misma forma. Me sentía tan completo en ese momento. Nos habíamos quedado en silencio por un par de segundos hasta que nuestros rostros se cruzaron y ambos sabíamos lo que queríamos.

— ¿Quieres bailar?

Quien lo diría. No pensé estar tan confiado y seguro de mi mismo en estos momentos, me imaginaba temblando como si fuera un chihuahua y tirando espuma por la boca o qué sé yo. Este asintió y se apegó más a mí, tenía un aroma tan delicioso, llevé mis brazos detrás de su cintura y este los llevó hasta detrás de mi cuello y en ese momento ambos nos comenzamos a mover lentamente de un lado a otro siendo guiados por el compás de la música. Ninguno había dicho nada durante todo ese tiempo nada más que intercambiar miradas y sonreírnos el uno al otro fue entonces cuando mi cuerpo se comenzó a mover por sí solo y me fui acercando a aquellos labios que me invitaban como si tuvieran una especie de hilo y me estuvieran halando para besarlos, y así fue, lo besé. Mis ojos se cerraron al tacto y mis labios se movieron lentamente contra los suyos, sintiendo el calor que estos emanaban con el suave contacto entre los de él y los míos. Una sonrisa se me escapó entre el beso y me separé.

— ¿Cómo pudiste interesarte en un adolescente de porquería como yo? — Pregunté mientras que robé otro beso fugaz de sus labios haciendo reír al castaño.


—De la misma forma en cómo tú te interesaste en mí, después de todo, yo también sólo soy un adolescente de porquería.



Solo soy un adolescente de porquería. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora