Capítulo 1

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Habían pasado dos años desde que aquel hombre extraño dejó al bebé en las puertas de Strawberry Field. Sin embargo, Woolton no había cambiado demasiado: las casas que seguían tan lindas y pulcras como siempre, y sus jardines, tan verdes, frescos y llenos de vida; los coches que circulaban por sus calles lo hacían con orden, y los habitantes —al menos la mayoría—, convivían en paz y tenían muy buenas vidas. Hasta aquí, parecía que este pequeño suburbio era muy normal, sin embargo, aquel lugar se había vuelto muy famoso gracias a un grupo de músicos, quienes se iniciaron en este lugar. Gracias a la fama adquirida por la banda, y a pesar de que había pasado mucho tiempo desde que se habían separado, Woolton recibía miles de visitantes al año, cuya gran mayoría se trataba de fans del grupo musical que viajaban a este lugar con el propósito de acudir a los lugares más representativos para el grupo. Uno de los tantos sitios era el orfanato Strawberry Field.

Aquel célebre edificio se encontraba ubicado en Beaconsfield Road y se había hecho bastante conocido gracias a la banda, y especialmente a uno de sus integrantes, quien de pequeño acostumbraba a jugar en los jardines de aquella propiedad. Pero eso había sido muchos años antes, y ahora, había otra pequeña persona que también le daba bastante popularidad entre los habitantes de Woolton. Por supuesto, no a nivel mundial como era el caso del artista, sin embargo sí se hablaba mucho de ella gracias a su singularidad, y no había persona que habitara en aquel suburbio que no hubiera escuchado su historia. Aquella fama, se le adjudicaba a una pequeña niña de tan solo dos años de edad. Su nombre era Saori.

Cuando llegó al orfanato —a tan sólo unos días de haber nacido—, las personas inmediatamente se percataron de que aquella niña no era ordinaria. Su físico fue el primer tema de interés entre las personas, ya que la gran mayoría de éstas jamás había visto a nadie igual. Su cabello era de un color inusualmente blanco, al igual que su piel, la cual era pálida y muy sensible al sol; sus ojos eran de un tono turquesa, bastante brillante; era delgada y, aunque apenas era una niña, cualquier persona que la hubiera visto podría deducir que cuando creciera sería una mujer increíblemente hermosa.

Cuando tenía un año de edad apenas, la pequeña Saori ya se había convertido en una niña excepcional. Había crecido, y con ella, la intriga de todas aquellas personas que ya la conocían. A pesar de tener tan corta edad, las personas que convivían a su alrededor se habían percatado de algo inusual en ella, además de su apariencia: era increíblemente inteligente. Había desarrollado las habilidades que un niño de su edad apenas estaría iniciando, tales como aprender a caminar, e incluso a hablar. Sin embargo, también comenzaron a notar cierta reticencia a hablar con otras personas, era muy fría y casi nunca mostraba emociones. La única persona que parecía agradarle lo suficiente era su cuidadora, una mujer que rondaba los treinta años de edad, de cabello castaño y rostro amable. Respondía al nombre de Charlotte, y había sido ella quien la había encontrado en la entrada de la propiedad, donde la habían dejado.

El día de su segundo cumpleaños, el sol iluminaba alegremente el amplio jardín de Strawberry Field y, en la zona boscosa, las hojas de los árboles se movían calmadamente por la brisa cálida de inicios de verano. Entre estos dos espacios, se levantaba el edificio que era el hogar de varios niños. En el interior, la única actividad que se llevaba a cabo era la de los adultos movilizándose por todo el lugar, ordenando y limpiando la propiedad, ya que se esperaba la visita de una persona bastante importante —y muy famosa— para ellos.

Mientras los adultos trabajaban animadamente para que todo estuviera perfecto, los niños habitantes de aquella propiedad seguían durmiendo plácidamente en sus habitaciones. Una de ellos era la pequeña Saori.

Aunque no por mucho tiempo.

Una de las mujeres encargadas del cuidado de los niños residentes del orfanato entraba silenciosamente a la habitación de la niña, acercándose a su cama sigilosamente. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, comenzó a sacudir suavemente a la pequeña para despertarla.

La Elegida. (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora