Ahora bien, aconteció que la madrastra compro un paquete completo para un spa, para ella y sus hijas en la ciudad de Stonhess.
-¡Hanjicienta! ¡Ven aquí, rápido!- llamo altiva su hermanastra
Hanji suspiro cansada, dejo lo que estaba haciendo y subió las escaleras hacia la habitación que originalmente le pertenecía.
-¿ahora que pasa René?-pregunto mientras se recostaba en el marco de la puerta con los brazos cruzados
-¿Dónde rayos están mis guantes de encaje morado? estaban sobre la silla hace unos días y ahora no están- explicaba lanzando todo lo que estaba enfrente en un intento de búsqueda pero estaba desordenando todo más de lo que estaba.
-y yo que sé, no tengo culpa alguna de tu desorden-
-cuida tus palabras mugrosa, tú no eres nadie para hablarme así-decía la víbora de su hermana mirándola feo
Hanji solo respiro hondo, conto hasta diez y entro a la habitación. Nada más alzo unas pantaletas y ahí estaban los guantes.
-¿no son estos?-mostrando los guantes.
-¡si esos son!- los agarro y ni siquiera dijo un gracias, salió de la habitación mientras la castaña le seguía.
Cuando llegaron al vestíbulo, quedo extrañada cuando vio a la madrasta y a Nifa cargando unas maletas al igual que René.
-oigan ¿A dónde van con tantas maletas?- pregunto curiosa
La mujer la volteo a ver con una gran sonrisa- pues vamos a un spa en Stonhess y estaremos allá por una semana-.
-Enserio porque no me dijeron antes, iré a prepararme-respondió alegre, ni subió dos escalones cuando escucho a la vieja y a su hija reírse como locas, se dio la vuelta para ver a Nifa pero ella solo evito su mirada.
-¿Quién dijo que tu irías? solo somos mis hijas y yo, pasaríamos mucha pena si una chiquilla andrajosa como tú nos acompañara. Además en esta mansión hay mucho trabajo que hacer y alguien debe quedarse a cuidar-
-Oigan esperen un momento ¿cómo van a ir a un spa que es tan costoso, cuando tenemos una gran deuda?-pregunto cruzándose de brazos
-Bueno digamos que tu equipo de química era muy lujoso y caro-se revisaba las uñas como si nada hubiera pasado.
-¡Que hizo que!- grito furiosa.
-Ay Hanjicienta tranquila solo lo empeñamos y ya, además no lo necesitas, pero no se hable mas, niñas vámonos-agarraron sus maletas y salieron.
Hanji suspiro derrotada y se sentó en un escalón, los ratoncitos se acercaron a ella -maldita vieja, algún día tendrá su merecido-tratando de no llorar
Eren se acercó a ella -tranquila, mira el lado bueno tienes una semana libre para ti sola-.
-exacto, sin escuchar esos horrible gritos y berrinches que hacen esas dos brujas, puedes levantarte tarde. Será como el paraíso- añadió Jean con una sonrisa socarrona.
-saben, tienen razón-se levantó y limpio algunas lágrimas que se le habían escapado- al diablo el orden y limpieza en esta casa, ya me preocupare por eso después, ¿quién quiere ir al río?-dijo alegre
Media hora después
-Y eso que esta allá mis queridos amigos es el río-les señalo a los pequeños que iban en una canasta.
-Vaya así que ¿ese es el mar?- pregunto maravillado uno de ellos
-No Connie, el mar es una gran extensión de agua salada que ocupa gran parte de la tierra, mientras que el río es una corriente de agua que desemboca al mar-le explico Armin como todo un experto.
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La Hanjicienta
RomanceDespués de la muerte de su padre, Hanji es obligada por su horrible madrastra a ser sirvienta, en su camino se encuentra con amigos ratones y un amor llamado Erwin que es nada menos que el príncipe haciéndose pasar por un guardia del palacio y adema...