― Concéntrate, Alice...¿Dónde estás?
― No lo sé ― tartamudeo, empezando a vislumbrar algo ―. ¡Ya lo sé! Estoy con un amigo...Umm...todo parece distinto.
El conejo blanco se cierne sobre mí en la barca, ofreciéndome una taza de té. Gustosa, la acepto, tomando un sorbo. En medio de aquel placer, mis labios tocan algo. Rápidamente volteo mis ojos verdes hacia la taza, descubriendo un ojo. Grito, mientras el conejo blanco ríe y grazna, como un cuervo. De su cabeza sale sangre, mucha sangre. Lloro.
― ¡El país de las Maravillas está destruido! ― grito, llevando mis manos a mis oídos. Que no siga.
Me caigo de la barca. El mar es negro. Negro por la sangre roja derramada. ¿Por qué es negro?
¡La reina Roja! Ha matado a mis amigos...¿qué hago yo aquí?
¡El conejo blanco! ¡Allí está! En una barca...cierro los ojos.
Siento unas pezuñas en mi cara, llevándose cada trocito de piel que encuentran. Suelto unas lágrimas, ¡pero no duele! ¡es la hora del té!
― Alice...Alice...
¿Quién me llama?
Abro los ojos. Aún estoy en el mar negro.
― Despierta.
Abro mis ojos. Quedo cegada por la luz por unos segundos, para luego incorporarme sobre el sillón. Llevo la mano izquierda a mi mejilla, para luego descubrirla intacta. Sin perforaciones por pezuñas. El Dr. Bumby me mira fijamente, sentado en su sillón rojo de flores. Su bigote me recuerda a una sonrisa. A una sonrisa peculiar. A una sonrisa felina. Sonrío, mostrando los dientes. Quiero complacer a ese minino...seguro que anda por aquí...
― Has estado gritando durante la sesión. ― me dice, moviendo los labios apresuradamente ―.¿Qué ha pasado?
― ¡Todo está destruido! ¡Mi país de las Maravillas! ¡Muerto! ¡Muerto! ¡Muerto!
Mi expresión cambia. Me pongo de rodillas sobre el tapiz del suelo. Me llevo las manos a las orejas. ¿Por qué esto no acaba? ¿Qué estoy haciendo mal?
Unas voluptuosas lágrimas caen, formando una pequeña mancha. Me la quedo mirando. Parece una mariposa.
― Alice, el propósito de las flores es simple e invariable. El de los humanos es caprichoso porque somos esclavos de la memoria. Por eso se deben eliminar los recuerdos improductivos. Empecemos de nuevo, pero antes...ve a coger las pastillas.
La mancha se disuelve poco a poco, adoptando la forma de una cabeza de un gato. ¡Estaré alucinando!
Cierro mis ojos fuertemente y los abro, para descubrir que no hay mancha. Me levanto, sacudo mi vestido y salgo por la puerta. El Dr. Bumby es bueno. Hay que hacerle caso.
Si no, él estaría muerto. Escucho dentro de mi cabeza.
Frunzo el ceño y sigo caminando, ignorando la voz ronroneante.
Escúchame.

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Alicia - Domando la locura
FantasyHace once años un terrible incendio se llevó a la familia de Alice y la dejó gravemente traumatizada. Poco después fue confinada en el asilo Rutledge, donde luchó para enfrentarse a sus demonios introduciéndose en su fantástico País de las Maravilla...