Miércoles, 16 de marzo de 2012.

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Zayn:

—Tengo hambre —murmuró el rubio, sobándose el estómago de manera adorable. La última campanada del día acababa de sonar minutos antes, por lo cual me dirigí a su aula sin ningún otro motivo más que verlo.

—Si quieres ven a mi casa y te cocino algo —sonreí de lado, mirándolo fijamente a los ojos — ¿qué se te antoja?

—No lo sé —tocó su barbilla tomando un gesto pensativo — ¿Qué sabes hacer? —preguntó inocentemente.

Me mordí el labio inferior y sin dejar de mirarlo a los ojos, me encogí de hombros.

—Muchas cosas.

—¡Que rico! —sonrió con sus ojos brillando, claramente no había notado mi doble sentido.

— ¿Entonces qué quieres que te haga? —me reí internamente, tratando de llevar los pensamientos eróticos lejos de mi mente.

— ¿Podemos pasar a comprar pollo frito? —preguntó sonriendo de una forma tan inocente, que casi me hizo hacer sentir culpable por el rumbo al que mis pensamientos se habían dirigido... Casi.

—Si quieres pollo... —me callé y le guiñe un ojo sonriendo —pollo te daré.

Su rostro se volvió color carmesí en cuestión de segundos, haciéndome soltar una carcajada.

— ¡Bobo! —entonces, le dio un ligero puñetazo a mi brazo.

Me acerqué a él lentamente, hasta que nuestras respiraciones se mezclaron.

—Tu favorito —susurré cerca de sus labios.

Lo vi cerrar los ojos de una manera tan tierna, que mi respiración se atascó en mi garganta.

—Y el único —dijo él, en un tono de voz muy bajo, aún con los ojos cerrados.

Antes de que nuestros labios rozaran, me separé y le dejé un cálido beso en su mejilla, que pasó de ser blanca a un rosa fuerte.

—Vamos, tu pollo nos espera. 

ABRÁZAME. ─ZH☻ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora