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CAPITULO FINAL 2/3 

Zayn:

Llegué corriendo al hospital, más o menos veinte minutos después de la llamada de Liam, avisándome que Niall había tenido un accidente. Las espinas de la rosa que sujetaba con fuerza en mi mano había hecho que mi palma comenzara a sangrar, pero eso no era nada comparado con el terrible nudo que estaba apretando mi garganta. Mis ojos contenían las lágrimas mientras que corría por el pasillo hasta la sala de espera donde pude localizar a Liam, una señora muy parecida a mi rubio, quién intuí era su madre, y unas pocas personas más que no logré reconocer.

— ¡Liam! —Dije con la voz ronca y entrecortada — ¿qué... pasó?

Los ojos del castaño se llenaron de lágrimas y un montón de escenas fatalistas llegaron a mi cerebro, haciendo que el nudo se intensificara en mi garganta muy rápidamente.

—Lo arroyó un auto —susurra él con la voz muy grave —aún no nos dan noticias de él.

—Pero... —estaba a punto de hablar cuando escuché una voz desconocida hablar a mis espaldas, haciendome voltear rápidamente.

— ¿Familiares del joven Niall Horan? —preguntó un hombre, con una bata blanca y una tabla de doctor en sus manos.

—Soy su madre —habló la mujer rubia que había visto minutos antes. Su aspecto preocupado casi me hizo querer llorar, pero me mordí la mejilla interior con fuerza en un intento desesperado por mantener la calma — ¿Cómo está él?

El hombre la miró apenado y mi corazón se estrujó con violencia.

—Sigue con vida —murmuró éste, haciendo que soltara un ruidoso suspiro aliviado —pero me temo que el joven Niall cayó en un estado vegetativo. Él no despertará de nuevo. Estamos esperando su autorización para desconectarlo.

Las pocas esperanzas que quedaban dentro de mí, desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos. Miré a Liam y él me devolvió la mirada, me acerqué para abrazarlo y comenzó a llorar en mi hombro, de la misma manera en que yo lloraba mojando su camisa.

Segundos después, escuché de nuevo la voz de la mamá de Niall y mi corazón cayó una vez más.

— ¿Podemos despedirnos? —preguntó ella, con la voz rota. El doctor asintió con la cabeza y me acerqué a la pequeña mujer rubia a mi lado tomando su mano y apretando suavemente tratando de darle a entender que estábamos juntos en eso.

Liam, ella y yo caminamos hacia la habitación que señaló el hombre y entramos. Me quedé paralizado al ver a mi pequeño rubio en la cama con muchos cables conectados a su pálido cuerpo. Sus mejillas ya no tenían color y nunca más volvería a ver sus ojos brillosos o la bonita sonrisa con dientes chuecos que me regalaba cada día.

Nunca sabría que me hubiera contestado al preguntarle si quería ser mi novio y tampoco podría darle la rosa roja que había conseguido para él.

— ¿Zayn? —Preguntó Liam, sacándome de mi trance — ¿no te vas a despedir de Niall?

Entonces, caí en cuenta que no me había acercado para nada y que me mantenía parado como estatua cerca de la puerta, sujetando la rosa con fuerza sobre mi pecho.

Me acerqué lentamente a la cama de mi pequeño y despegué la rosa del pequeño tronco espinoso, para depositarla en el cabello rubio de Niall, dándole un aspecto adorable.

Presioné mis dedos índice y corazón suavemente en el pezón derecho de Niall, luego en el izquierdo, y finalmente los bajé a su ombligo, con una sonrisa rota y mis ojos llenándose de lágrimas.

Me acerqué a sus pálidos labios y deposité un suave beso en ellos, nuestro primer beso, y también el último.

—Puede desconectarlo —dijo la madre de Niall, con las mejillas llenas de lágrimas, cuando me acerqué a ellos de nuevo.

El doctor simplemente tomó el enchufe y lo desconectó, haciendo que la máquina de los latidos sonara cada vez más débil, hasta detenerse por completo.

—Lo siento mucho —murmuró y salió de la habitación, dejando un silencio que me estaba comiendo los nervios.

— ¿Qué es eso? —escuché una voz y me giré hacia la madre de Niall, mordiendo mi labio con tanta fuerza, que pude sentir el sabor de mi propia sangre en mi lengua.

— ¿Qué es qué? —le pregunté con suavidad.

—Eso que hiciste con tus dedos... —dijo ella con los ojos brillosos de lágrimas.

—Le dije "te amo" sin soltar palabra; se llama Beep beep boop —sonreí, pero más bien quería llorar.

—Apuesto a que él te amaba de igual manera...

—Apuesto a que si...    

ABRÁZAME. ─ZH☻ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora