Capitulo Final

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Después de soltarle todo, me quedo allí expectante de su respuesta, las personas nos rodean emocionadas y comentarios empiezan a escucharse:

"Dile que si"

"¡Que romántico muchacho!"

"Que pareja más bonita"

"Que adorables son estos muchachos"

Los minutos pasan y nada que ella responde, mi mayor temor empieza hacerse realidad, mi corazón va latiendo cada vez más fuerte y lo peor se va haciendo evidente. Ella reacciona, ve a nuestro alrededor y luego a mí, una sonrisa tímida asoma y sus mejillas se tornan de un color rojo, mi pecho se hincha de alegría añorando tener un poco de esperanza.

-Me encantaría conocerte.

Esas tres palabras me hicieron el hombre más feliz del mundo, no lo podía creer. Las personas a nuestro alrededor aplaudían y nos felicitaban haciendo que ella se sonrojara más.

-Gracias por esta oportunidad, prometo nunca defraudarte.

Me siento a su lado sin soltar su mano, tan suave, tierna y delicada, no sé cómo hare después que se vaya y no poder tener su mano entre las mías, beso cada uno de sus dedos y poso mi mirada en sus hermosos ojos.

-No te imaginas cuanto me arrepiento haber dejado pasar tanto tiempo.

-Espero que dentro de unos meses no te arrepientas de lo que estás haciendo hoy.

-Estas autorizada para matarme si lo llego hacer, pero prometo nunca hacer algo como eso.

Pasamos tanto tiempo conversando de nosotros que pasamos de largo nuestra estación, ya sé que trabaja en la cafetería de sus padres y su obsesión con los libros, cuando le conté que junto a mi hermana dirijo una editorial sus ojos brillaron emocionados, es como si le dijera a un niño que soy el dueño de un parque de diversiones.

-Qué te parece si nos bajamos en la siguiente estación, nos vamos al parque, caminamos tomados de la mano y te invito un helado mientras me hablas más de ti y tu familia...

Ve el reloj que tiene en su muñeca, tuerce un poco el gesto y con una hermosa sonrisa me dice que sí. Es justo en este momento en que le doy gracias a Carolina por haberme sacado a patadas de la oficina.

Pero en esta vida nada suele ser perfecto, siempre hay algo que lamentar, alguien que daña el momento más hermoso convirtiéndolo en una terrible pesadilla. Un hombre enmascarado con una bomba en sus manos amenaza con explotar el tren, a dos vagones de nosotros, la alarma de seguridad empieza a sonar y las personas gritan atemorizadas.

Mi instinto es sacar a mi preciosa chica de allí sana y salva, la tomo de su mano y la hago levantarse y caminar hacia el otro extremo del tren frente a mí, al llegar al final la abrazo e intento tranquilizarla.

De pronto al entrar en el túnel nos quedamos en total oscuridad y un ruido ensordecedor nos atrapa, sin poder evitarlo nos separamos ante el fuerte bamboleo, el temor y la desesperación crece sin piedad, un fuerte golpe en la cabeza me lleva a la inconciencia.

Personas corren a mi alrededor, llanto, gritos, alarmas... abro mis ojos de golpe recordando lo sucedido, todo está oscuro, ya anocheció. Hay camillas por todos lados y cuerpos tapados con sábanas blancas.

Siento la adrenalina correr por todo mi cuerpo, con mucho esfuerzo levanto un trozo de escombro de mi cuerpo, mis piernas duelen, al intentar levantarme grito del dolor, mi pierna derecha duele demasiado, saco fuerzas para levantarme y lo único que consigo es vomitar, sangre, esto no puede suceder, con la mirada intento buscarla y a poco distancia la encuentro, me arrastro hacia ella y con mucho cuidado trato de despertarla, la reviso, digo su nombre , la muevo... nada funciona, lagrimas mojan mis mejillas.

-Joseph- dice en un hilo de voz.

-Victoria, resiste por favor, buscare ayuda y te sacare de aquí.

-No, no te vayas, no me dejes sola... lo siento.

-Perdóname, si no te fuese distraído no estarías aquí, debí estar pendiente y avisarte que habías llegado a tu estación, tu estarías bien, es mi culpa.

-Yo no quise bajar, quería estar contigo.

Limpio las lágrimas que salen sin control de sus ojitos hermosos, trato de estar tranquilo y calmarla, necesito buscar ayuda y sacarla de aquí. Al notar mis intenciones aprieta fuerte mi mano y niega con la cabeza.

-Déjame buscar ayuda por favor.

-No. Quiero que hagas algo por mí.

-Lo que sea.

-Bésame.

Me acerco como puedo a ella y uno nuestros labios, por un momento me olvido del dolor, de donde estamos y todo lo que está pasando, solo disfruto de este maravilloso momento. Siento como los latidos de su corazón se van pausando, me separo de ella, sus labios han perdido ese color rosado que me tenía loco, desesperado grito por ayuda pero con cada esfuerzo vomito sangre hasta que mi cuerpo se debilita y caigo a su lado sin poder hacer nada más, tomo su mano y me dejo vencer por esa oscuridad que me empieza arrastrar sin piedad.

Desde Que Te ViDonde viven las historias. Descúbrelo ahora