Epilogo

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Fue la noche más oscura y fría del año. Las victimas que salieron ilesas esperaban a las afueras de la estación para ser trasladadas al hospital más cercano, en el caso de los menos afortunados un grupo de personas estaban encargadas de revisar sus identificaciones para ubicar a sus familiares y darles las malas noticias.

Detrás de la franja amarilla, que los policías y bomberos colocaron, estaban los transeúntes observando asombrados la escena que se desarrollaba frente a ellos. Para muchos era impactante, los bomberos sacando cada vez más personas atrapadas antes que la estructura colapse por completo, la cantidad de cuerpos inertes. Algunos dudaban que ese suceso se superara.

Los familiares de las victimas llegaban poco a poco, asustados, atemorizados. Las noticias poco informaban al respecto para no alertar a todo la población del ataque terrorista. Algunas familias lloraban de alivio al tener entre sus brazos a su familiar que había viajado en dicho tren, otros lloraban desconsolados ante la trágica noticia que les tocaba escuchar.

Ambulancias llegaban para llevarse a los más graves y forenses llegaban para llevarse a los cuerpos inertes bajo las sabanas que los rescatistas sacaron. Uno de ellos, hombre de unos cincuenta años, cabello canoso y ojos azules, se estremeció pero al mismo tiempo sintió como su corazón se quebró al ver el hermoso, pero triste historia que allí se desarrollaba, un joven y una chica tomada de las manos, el hombre se preguntaba "¿Cuál será su historia de amor?" busco sus identificaciones y coloco las mantas sobre ellos sin separarlos, luego los coloco en la lista de fallecidos.

Para cuando llego Carolina, la hermana de Joseph, estaban trasladando el cuerpo de su difunto hermano, pidió verlo, necesitaba confirmar lo que escucho por teléfono. Al verlo allí inerte su corazón se quebró en mil pedazos, era su hermanito, el consentido de sus padres, el niño adorado de la familia, su amigo fiel y el tío más querido de su hijo... no lo podía creer.

A su lado estaba una señora llorando a mares mientras un señor la sostenía, ambos desbastados enfrentado la misma noticia amarga, fijo su vista al cuerpo inerte frente a ellos y enseguida reconoció a esa hermosa chica de la que su hermano se enamoró.

—Él la amo y estoy segura que ella a él también— dijo en voz audible a los presentes sin despegar la vista de la chica.

—Me lo imagine— dice el hombre que horas antes los vio y cubrió con la sabana— sus manos estaban entrelazadas cuando los encontré. Una señora por allá— señala el área de atención médica— me comento que el chico se le declaro y la chica acepto, se bajarían en la siguiente estación para comer un helado ¡que lastima que su amor duro tan poco!

—No, ese es solo el comienzo de su historia— responde Carolina.

—¿Ese chico conoció a mi hija? Mi hija no me dijo nada.

—Ellos se conocieron aquí en el tren...

Carolina les conto a las personas que se iban acercando la historia de amor de su hermano y esa hermosa chica, todos escuchaban muy atentos, riendo, enamorándose y llorando al ver el desenlace de este corto amor. Una de las señoras allí reunidas le cuenta a la familia de sus últimos momentos y el esfuerzo que él hizo por protegerla.

Carolina entre tanta tristeza comprendió que su hermano murió entre los brazos de la persona que amó, tal cual el siempre quiso, solo que se suponía que sería después de alcanzar sus sueños, tener hijos y después de envejecer junto a esa mujer.

Al día siguiente el país estaba en duelo, eran muchos los que lloraban la muerte de su ser querido. Se podía respirar el dolor, la triste y el vacío que las victimas habían dejado en el corazón de muchas personas. Frente a la estación eran muchos los que dejaban fotos, flores, velas. Los devotos oraban por las familias de las víctimas con la esperanza de que Dios los ayude a superar su dolor.

Carolina junto a los padres de Victoria acodaron enterrarlos juntos, entre los presentes se encontraban aquellas personas que presenciaron sus últimos momentos, siendo testigos de ese amor que estaba a punto de emerger entre esos jóvenes que hoy se encontraban en esos ataúdes.

Despedirse siempre es la parte más triste de la historia, por eso muchos prefieren decir hasta pronto y no un adiós. Joseph y Victoria solo desean que aprendan a vivir cada segundo como el último, rían, lloren, enamórense, peleen pero sepan ceder y perdonar, sobretodo no dejen pasar de lado las oportunidades porque quizás no exista una próxima vez, porque es posible que justo ese momento sea el último.

La vida sigue, busca su curso entre el dolor y continua, se aprende a vivir con el dolor y el vacío, porque estos nunca se van, lo que marca la diferencia eres tú.

Muchos recordaran a Joseph y Victoria como ese dulce amor que aquella tarde comenzó, ¿Cómo te recordaran a ti?

La vida es hermosa y corta, deja tu huella y marca la diferencia. Se tú mismo y enfrenta tus retos, se feliz con las cosas pequeñas y compártelo.

Desde Que Te Vi

Joseph y Valeria

Desde Que Te ViDonde viven las historias. Descúbrelo ahora