No pierdas la esperanza. (Sueños de esperanza II) Draco y Hermione

Enterrados tras centenares de libros pasaron las tres semanas que separaban el final de curso de la boda en la Madriguera.

Molly no podía creerse que sus dos hijos menores al fin encontraran las ganas de estudiar que ninguno de ellos demostró nunca antes. Pero feliz en creer que de verdad estudiaban por interés se alijaba de la verdad. Los cuatro amigos se empleaban a fondo para encontrar pistas sobre los horrocruxes antes de que Hermione les abandonara para salvar a Draco.

En esas tres semanas habían encontrado poca información de esos objetos que tanto anhelaban encontrar pero Hermione les había mostrado como seguir las pocas pistas que tenían.

En esa noche de viernes mientras Hermione acababa de apuntar algunos detalles en un pergamino ya se habían dado por vencidos. La boda era a la tarde siguiente y ya no les quedaba tiempo suficiente para buscar más información.

- Chicos tenéis que prometerme que seguiréis las instrucciones al pie de la letra.- La preocupación no le permitía dejar ni un solo cabo suelto, la vida de sus mejores amigos estaba en juego.- No os enfrentéis a nadie si no es por una fuerza mayor, evitad los las zonas mágicas en la medida de lo posible…

- No os dejéis ver en público por más de unos minutos, buscad un refugio seguro…- Ron ya no podía aguantar más las suplicas de la castaña.- Hermione nos lo has dicho ya diez mil veces. Lo tenemos muy claro.

- Es que no quiero que os pase nada.- No volverlos a ver no era una opción para ella.- Aunque me vaya sabéis que sois mis mejores amigos, os necesito aunque sea en la distancia.

- Hermione, tu cumple con tu misión y regresa con nosotros lo antes posible.- Harry confiaba en ella plenamente.- Te necesitamos para que le sigas recordando las normas a Ron.

No tardaron en irse a dormir, todo estaba preparado para la gran celebración pero era su última mañana juntos antes de enfrentarse a su destino. Después de la boda todo lo que conocían hasta entonces perdería su valor y se convertiría en polvo y cenizas si no lograban hacer algo al respecto.

Ya acostada en su cama y con todo preparado para el día siguiente Hermione no paraba de pensar en las últimas semanas. Al principio había sido difícil conciliar el sueño, no encontrar información, la preocupación, el miedo, nada de eso les ayudaba a conciliar el sueño. Pero al fin llegaban tan cansados a sus camas que se sumían en un sueño profundo y sin pesadilla. El agotamiento les tenía esclavos toda la noche.

Los madrugones incluso para Ron se habían trasformado en su primera rutina, no hacían falta ni despertadores ni achuchones para abrir los ojo y ponerse manos a la obra. El tiempo apremiaba y cada célula de su cuerpo estaba preparada para luchar hasta el final.

Nada podía conseguir que se durmiera esa noche, ni el agotamiento, ni los nervios y mucho menos el miedo a lo que podría pasar se lo permitían. Al final se levantó de la cama y salió para tomar el aire en el jardín.

Su sorpresa fue mayúscula cuando encontró también paseando por el jardín a Harry. Solo una mirada fue suficiente para darse cuenta los dos que no podrían conciliar el sueño esa noche y sin mediar palabra los dos acabaron paseando bajo las estrellas.

Sin darse cuenta el sol fue despuntando por el horizonte, se habían pasado toda la noche paseando por el jardín o sentados en los bancos preparados para la boda. Pero al darse cuenta que la luz aumentaba ya no podían perder más el tiempo.

- ¡Vamos Harry, levanta del banco ya son las seis! Tenemos que empezar a prepararnos para la fiesta.- Se levantó con los músculos adormilados de tanto rato sentada en la misma posición y ayudo a Harry a levantarse.