2. Curvs

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Una última esperanza.

Una última oportunidad.

La ultima cruz.

El veneno de tu sangre es la última solución.

***

Max respiraba con dificultad. Sus ojos estaban abiertos como platos. Lo que estaba enfrente de el, era difícil de explicarlo. En resumen, y en definitiva, no era un Sort.

Un Sort era aun mas pequeño tan sólo media dos metros y medio, la criatura que estaba en frente de Max medía casi cuatro metros, era muy grueso, y tenía garras.

-¿Garras? ¿Enserio, garras? -se preguntó Max en su mente.

Max quería quedarse quieto, a lo mejor la criatura era ciega, pues tenía ojos transparentes.

-¡Corre! -gritó Beck dañando el plan de Max y alertando a la criatura.

Beck salió disparada. Y Max se quedó viendo la reacción del monstruo. De su nariz empezó a salir el humo verde que Max había presenciado antes. Conforme pasaba el tiempo, le fue saliendo humo de las orejas y de la boca. También de la parte de atrás, y por muy peligroso que se viese, Max no evitó soltar una carcajada, la cual sólo alertó al monstruo.

La criatura se venia hacia donde Max, Max empezó a correr también al igual que Beck.

En poco tiempo alcanzó a Beck gracias a que antes del día cero, Max era un atleta de los 100 metros planos. Cuando la alcanzó trató de ir a su velocidad porque no quería que está se sintiese asustada, o bueno, no más de lo que estaba.

La columna de humo se acercaba a Max y a Beck más de lo que ellos podían alejarse de esta. Cuando estuvieron a punto de pasar a la puerta la criatura saltó por encima de ellos y recayó en la puerta. Teniendo cara a cara a Beck y a Max.

-¡Devuelvete! -exclamó Max tomando un pasillo diferente de donde habían pasado antes, su idea era evitar el humo, pero fue errada ya que este se difundió por todo el supermercado.

El humo hizo que Max bajara la velocidad hasta tal punto de ir caminando despacio.

Pasó un tiempo considerable hasta que Max fue consciente de que Beck lo tenía agarrado del brazo, lo que hizo que se pusiera aún más nervioso de lo que ya estaba.

Max se dirigió hasta un puesto de carne, ya estaba podrida, sin embargo el olor tan asqueroso que irradiaba aquella, confundiría al Sort.

Max se detuvo un momento. Y dijo:

-No seguiré huyendo -dijo, recordando aquel trágico momento que vivió al perder a sus padres.

Beck vio su cara decidida. Sabía que nadie le quitaría la idea de acabar con esa raza desconocida:

-Ni siquiera podemos verlo -expresó Beck en un vago intento de hacerlo cambiar de opinión.

-Hagamoslo a su manera -dijo Max.

Beck puso una cara de desconcierto.

-Usemos nuestros otros sentidos, su olor es muy desagradable. Puedes imaginarte que hueles un cerdo cubierto de barro, por otro lado están los ruidos. Los ruidos gracias a las garras de sus pies, los puedes identificar con un fuerte golpe de los pies y de último un leve ruido del golpe de las uñas, algo así como un *Tac-Tic*.

Uno: El Poder De La Cruz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora