Herido en el pecho,
va llegando mi muerte,
mi pupila se nubla
y me versa la suerte.
Voy oteando este mundo,
va llegando el receso,
mi corazón se me enteca
y voy rayano al deceso.
Ya no siento rescoldo,
he encontrado la calma,
me van evocando en los cielos,
¡ya me han asiado mi alma!.