De costumbre a vocación

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Recuerdo esperar con gran anhelo el día en que aprendiera a leer y escribir, miraba aquellos signos retorcidos, rectos y abombados y me preguntaba cuantas cosas dirían. Mi madre me contó después cuantas veces me escuchaba decir que deseaba ser grande, y en mi memoria conservo aquel gran deseo, pues deseaba crecer porque los mayores siempre sabían cosas maravillosas, cosas que obtenían a través de aquellos extraños garabatos. Con el paso de los dias parecía inalcanzable el sueño de ir a  la escuela que por aquel entonces me parecía gigantesca,  que veía todos los días al salir del jardín de niños, pero no podía evitar que me diera curiosidad.

Cuando al fin llegué ahí, me enseñaron a escribir y leer, probablemente es la mejor que me ha sucedido en la vida, pues la fin aquella sed de conocimiento, aquella necesidad de entender aquellos símbolos quedaba saciada, pero no del todo.

Recuerdo también que el primer libro que tuve ante mis ojos fue el de "el principito", en una breve y sencilla versión para niños. Digo con sinceridad que no entendí realmente mucho de la historia, solo hasta hace pocos meses la releí en la versión para adultos y solo hasta entonces comprendí la razón de su fama. Después de ese libro siguieron algunos otros, en las mismas versiones resumidas, pero al cabo, libros. Le siguieron las aventuras de Tom Sawyer, el lazarillo de Tormes, entre otras, la mayoría de mis compañeros se quejaban de los libros y de lo aburridos que eran, en mi no cabían ese tipo de sensaciones, claro que no decía amarlos tanto, pues esa gran pasión la descubrí mas tarde.

Pasaron los años  y yo seguí leyendo, más por costumbre que por gusto, solo hasta los últimos meses de la escuela me dí cuenta de cuanto significaban para mí. Y comenzó con mi proyecto  de ser escritora.

Porque desde el momento en que, dentro de mi, se alvergò por primera vez esa sensación que me mantenía horas y horas sin desear mas que tener un libro en las manos, al sentir como mis sentidos se agitaban, al descubrir la pasión por aquel arte de las palabras silenciosas decidí que quería intentarlo. Que quería hacer vibrar a alguien con mis propias letras, con mis fantasias, con mi propio mundo

Minutos En Blanco Y NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora