Capítulo veintisiete.

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Becky: ¿Tienes frío? -Llegó con una sábana, yo estaba sentada en una hamaca que había en el patio de la casa de Zabdiel. -

______: Sólo un poco.

Becky: Ten. -Dijo dándome la sábana, enseguida me tapé con ésta. (Eran las 23:45.) - Vamos adentro, no te puedes quedar aquí.

______: Es que no lo entiendo. ¿En serio prefirió quedarse con María? ¿Ahora que más lo necesito?

Becky: Amiga, ya verás que tendrá una buena razón para justificarse. ¿Entramos a la casa ya? -Dijo abrazándome. -

______: Ahora voy, sólo quiero estar aquí unos minutos más.

Becky: Está bien, estaré esperando.

______: Gracias. -Becky se fue. -

Yo seguía sentada, pensando. ¿Estaré exagerando todo esto?

Me levanté de aquella hamaca y empecé a caminar hacia la casa, entré y vi a Zabdiel y a Becky acostados. Becky tenía los ojos cerrados mientras Zabdiel la tenía abrazada, acariciándole el cabello. Me recordó mucho a mi mamá, cuando era niña me hacía eso para que me quedara dormida. No pude evitarlo, bajé la mirada y solté algunas lágrimas acompañadas de un sollozo. Después de unos segundos levanté de nuevo la cabeza y me topé con la mirada de Zabdiel, él para no despertar a su novia se levantó muy cuidadosamente y se acercó a mí con los brazos abiertos, me acerqué a él y lo abracé. Lloré lo que tenía que llorar en sus brazos, me sentía protegida. Zabdiel me acariciaba el cabello delicadamente, en verdad era un buen chico aunque a cada rato se peleara con mi amiga.

Me fui separando poco a poco de él...

Zabdiel: Tranquila, no estás sola. -Pude notar que él también tenía lágrimas en los ojos. -

______: Gracias. Zab no, no llores. -Dije limpiando sus lágrimas.

Zabdiel: Es inevitable, los hombres también lloran. No me gusta ver a mi mejor amiga sufrir, te quiero mucho ______.

______: Yo también te quiero mucho Zabdi. -Dije despeinándolo. -

Zabdiel: Vamos, te acompaño a tu habitación pero antes... necesito que me ayudes con la puerta de mi habitación, llevaré a Becky en brazos.

______: Claro, yo te ayudo. -Mientras Zabdiel buscaba maneras de cómo abrazar a su novia sin despertarla para llevarla a su habitación yo aproveché para cerrar las ventanas y puertas de la casa, tenía miedo de que alguien entrara, la mala costumbre de éstos dos tórtolos era que no ponían seguro a su casa. -

Zabdiel ya iba subiendo las escaleras, apagué las luces de abajo y lo perseguí, abrí la puerta de su habitación y vi cómo acomodaba a mi amiga en su cama. Zabdiel me miró y se acercó a mí, cerró la puerta con cuidado y me acompañó a mi habitación, no quedaba lejos, de hecho la puerta estaba casi al frente de la suya pero aun así quiso acompañarme. Él siempre es tan lindo, tan caballeroso...

Zabdiel: Te deseo buenas noches, o más bien madrugadas.

______: ¿Qué hora tienes?

Zabdiel: Son las... -Dijo mirando su reloj. - Ya son las 00:05.

______: Ah... -Bajé la mirada. -

Zabdiel: No quiero verte triste lindura, ¿dónde está ésa sonrisa? -Yo sólo lo miré sin ninguna expresión. - No me hagas sacarte ésa sonrisa.

______: ¿A qué te... - No terminé de decir mi frase. Zabdiel se abalanzó hacia mí, entramos a mi cuarto y nos caímos en la cama, Zabdiel empezó a hacerme cosquillas. - No, no, no. Para, por favor.

Mi primer y último. (Christopher Vélez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora