Capítulo 12

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− ¿De qué habláis? – pregunta Marc.

− De tú comida favorita y la de Alex, para que no os muráis de hambre mientras estáis secuestrados en el sótano – sigo con la broma.

− ¿Mamá? ¿Qué has hecho? – pregunta.

− Nada, sabes que no quiero que nadie se aproveche de vosotros, hijo – dice Roser.

− Clara, disculpa a mi madre – dice mirándome fijamente a los ojos.

− No pasa nada – digo sonriendo hacia su madre.

− ¿Vienes a que te enseñemos el resto de la casa? – me pregunta.

− Claro – respondo ilusionada.

− Recuerda que tienes que darme tu número para ayudarme a mantenerlos con los pies en la tierra – dice Roser.

− Vale, luego te lo doy – respondo educada.

− ¿Vamos? – pregunta Marc.

− Vamos – afirmo.

Subimos al piso de arriba y vamos a su habitación. La verdad es que es muy simple y me hace gracia que tenga literas, es demasiado mayor para tenerlas.

− Clara, siento lo que ha dicho mi madre. Se cree que todo el mundo trata de sacar algo de nosotros – dice – Hace unos meses una prima vino a visitarnos durante un fin de semana con una amiga que es fan, y digamos que la lio. Desde entonces mi madre tiene miedo de cualquier fan. Aparte también está lo de los periodista – dice perdiendo poco a poco la sonrisa.

− Suerte para ellos que esto sea España y no Estados Unidos – digo bromeando para sacarle una sonrisa, cosa que logro.

− Te voy a contar lo que pasó, fuimos los cuatro a una discoteca y ellas se estaban haciendo fotos tontas de esas que os hacéis las chicas – cuando dice eso frunzo el ceño – Alex y yo de broma no acercamos cada uno por un lado de la amiga de mi prima para darla un beso en la mejilla y ella hizo una foto. Nos pidió usar el ordenador y usó el de la oficina, no cerró la sesión de su cuenta de correo y mi madre vio que había mandado la foto a una revista de forma anónima diciendo que era la novia de uno de nosotros. Mi madre se cabreó y la echó de casa. Mi prima no entendía nada, su amiga parecía maja y la defendimos, hasta que mi madre nos enseñó el correo. Mi prima no se habla con ella desde entonces y mi madre está a la defensiva. Bueno, esa es toda la historia. ¿Por qué frunciste el ceño? – pregunta cuando ha acabado de contarme la historia.

− A mí no me gusta hacerme fotos tontas –digo frunciendo el ceño nuevamente.

− ¡Pero si te hecho un montón de fotos hoy! – dice picándome.

− Sí, Márquez, pero no fotos tontas. Fotos con mi amor platónico y con Alex y contigo. No fotos poniendo morritos y caretos – digo enfadada. Sé que lo ha hecho para tocarme la fibra. Lo ha conseguido porque he subido mi voz, tanto que Alex aparece en la habitación de Marc.

− Clara, saca las garras – dice Alex bromeando.

− Tu hermano, me está llamando egocéntrica – digo todavía un poco exaltada.

− No te he llamado egocéntrica – dice el burlón.

− Sí, has dicho que me gusta hacerme fotos, hay estudios que dicen que hacerse selfies demuestra que eres un egocéntrico, y ¡eso es mentira! ¡Tengo personalidad!– digo un pelín cabreada.

− Eso no lo dudo – dicen ambos a la vez. Así de golpe se me pasa el enfado por oírle hablar a la vez de nuevo y comienzo a reír.

− ¿Ya se te ha pasado el cabreo? ¿Ya te puedo dejar a solas con Marc si no le mates? – dice Alex.

− Sí, Márquez está a salvo – digo.

Alex sale de la habitación de Marc y se va al cuarto de enfrente. Marc dice que estará jugando a la Play. Ambos están obsesionados con la Play, los sé porque suelen subir fotos jugando.

− ¿En qué piensas? – me pregunta Marc.

− Nada. Es solo que tienes estanterías y no tienes libros – digo riéndome.

− Deberías ver la habitación de Alex, él tiene las estanterías llenas – dice sonriendo.

− Vamos – digo entusiasmada.

− ¿A dónde quieres ir ahora? Pareces hiperactiva – me dice.

− ¡Alex! ¡¿Te importa si mato a tu hermano?! – grito. Mi plan es que me oiga y venga a ver qué pasa, después le sigo hasta su habitación y veo los libros. Nada puede fallar. Nada más acabar la frase se oyen pasos y rápidamente Alex está en la habitación.

− Pensé que pasaba algo – dice Alex con algo de preocupación es su voz – Realmente pensé que ibas a sacar las garras.

No me gusta que digan lo de las garras, y pongo cara rara. Me hace verme como una chica ñoña que se disfraza de gatita para ligar y es horrible. Alex lo ve y sonríe, espero no vuelva a decir que saco las garras.

− Lo que pasa es que quiero ver tu habitación – digo mirándole a los ojos – Parece que Marc se ha cansado de hacerme un tour por la casa.

− Vamos, yo te enseño lo que queda – dice Alex amablemente.

Le sigo hasta la puerta de enfrente. Su habitación. Cuando abre la puerta mi cara debe mostrar mucha sorpresa porque empieza a reír levemente.

− ¿Qué pasa? – pregunta Alex.

Marc está detrás de mí, me giro y le digo− Tú tienes una habitación con dos literas y Alex una cama de matrimonio. Que renacuajo – digo pellizcándole suavemente la mejilla como y fuera una abuelilla. Ambos se ríen.

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Aquí está el nuevo capítulo, siento no haberlo subido ayer, pero Wattpad me da problemas para actualizar. Espero que os haya gustado, si es así, no olvidéis votar.

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Menos mal que la queda menos para el domingo jeje

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Cómo conocí a mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora