Parte 1

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Lo único que le perturbaba era una cosa: el ascensor de la segunda planta. Todos lo días sin fallar, el ascensor subía de la planta baja hasta la segunda y su puerta se abría revelando el lujoso interior, como invitando a quién estuviera por las inmediaciones a subir en él. Y así se quedaba durante un rato. Tim ya había preguntado alguna vez al conserje de la planta baja si alguien había entrado en el ascensor en esos momentos, pero la respuesta era la misma: un no, seguido de una mirada extraña. Así que dejó de preguntar y se dedicó a limpiar, que era lo suyo. Podría ser algún inquilino bromista, sí, podría ser, o tal vez que el maldito cacharro no funcionaba como era debido.

El AcensorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora