Parte 4

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En un primer momento, Tim se quedó parado, esperando a que volviera a abrirse; pensaba que alguien habría accionado el ascensor desde otro piso, y pronto se abriría revelando al típico inquilino venido de alguna fiesta nocturna. Pero el ascensor llegó a la planta baja y siguió bajando, bajando y bajando... Tim se quedó parado, sin saber que hacer; su mente racional le decía que tal vez, hubieran pisos inferiores más abajo, como un sótano o algún almacén; lo más seguro es que algún empleado hubiera activado el ascensor desde allí abajo, mediante la llave reservada para pisos restringidos que solo cierto personal podía emplear.
Tim, con un extraño nudo en el estómago, siguió esperando pero el maldito trasto continuó descendiendo. Tim empezó a sollozar y golpeó la puerta del ascensor con fuerza, mientras gritaba sin cesar pidiendo que alguien lo ayudara. Pero era inútil. Tim se sentó en el suelo del elevador, ignorando por completo el lujoso interior que ahora le parecía perverso y maldito, y lloró muy asustado. Después de varios minutos que le parecieron horas, el elevador paró y sus puertas se abrieron. Tim, que se encontraba agazapado en el suelo del elevador con la cabeza gacha encima de las rodillas, levantó la mirada hacia el frente y observó lo que se le venía encima.

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