- Cuando pienso en tí, tengo episodios de epilepsia, catalepsia, narcolepsia y anorexia. Me pasa todo y no me pasa nada. Lo raro es que sólo me pasa cuando pienso en tí. A ningún otra hora del día. Sólo cuando pienso en tí, o cuando estoy contigo.
- A mi me pasa algo similar...
- ¿Sí?
- Sí, me pasa a menudo que pienso en tí y todo cambia para bien. El sol brilla más intenso. Los colores son cálidos, limpios, puros. Como tu sonrisa.
- Gracias, yo también tendría cosas lindas para decirte, pero las he olvidado todas al verte.
- Eres tierno, por eso me gustas.
- Tú también lo eres, y de no estar separados por estas rejas te haría mi mujer.
- Lo dices por decir...
- No, lo digo porque lo siento así en mi corazón.
Suena una alarma. El rugir de un altavoz:
- Todos los internos a sus respectivos "aposentos".
Una mirada. Decisión automática. Un beso tan prohíbido como inesperado. Tan planeado como el clima.
Ella piensa:
- Es una lástima que esa reja exista, que no conozca más que su cara.
Él piensa:
- Es una lástima que esté encerrado en esta prisión de mierda y no sepa ni su nombre.
Un enfermero a lo lejos observa el cuadro y dice para sus adentros:
- Es una lástima que estos locos vayan a olvidarse después de la siesta de las 6 p.m.
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Historias felices en lugares tristes.
NouvellesHistorias cortas que retratan la pureza de la condición humana, que no se reprime, ni siquiera en los escenarios más adversos.