CAP 2: *Knock, knock*

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En cuestión de 1 hora, Stanley había terminado su trabajo, ordenado el papeleo y se había calentado su café..."Hay que ver lo bien que se trabaja cuando no hay ruido...", pensó Stanley. Cansado de esperar a la notificación por megafonía de su liberación de aquella pequeña oficina, Stanley dejó el ordenador en Modo Reposo, se levantó, abrió la puerta y salió a dar una vuelta por la oficina, pues las normas concedían el permiso de poder ir a la cafetería si se acababa el trabajo antes de tiempo, pero al salir por la puerta, Stanley observó que todos sus compañeros de oficina habían desaparecido, ¿por qué podía ser?

Stanley siguió por el pasillo que iba directo a la sala de reuniones, quería asegurarse que sus deducciones no iban mal encaminadas, que todos estarían sentados frente a la gran mesa rectangular, fingiendo asombro con el Power Point de algún novato sobre "las llaves del éxito", tal vez "aceleración del protocolo", o simplemente estarían todos jugando al Scrabble mientras bebían café porque hoy era día festivo y no hacía falta venir a la oficina...<Si, eso estaría bien, la verdad>, pensó Stanley...caminó durante un largo trecho hasta llegar a la puerta de la sala de reuniones, se detuvo enfrente de la puerta y tocó con el puño dos veces la puerta, aguardó un "pase, está abierto"...Pero nada, Stanley no quería llamar la atención si estaban en plena reunión y abrió la puerta poco a poco, y asomó la cabeza. Nadie. Stanley la abrió del todo y contempló una habitación vacía y un proyector encendido mostrando una diapositiva de color negro indicando el final de la presentación.

Stanley atravesó la sala dirigiéndose hacia la otra puerta tomando la decisión de ir a hablar con su jefe para informarse de la tan extraña desaparición de sus compañeros, atravesó la sala de transcripciones, la cocina, los despachos de los empleados 321, 322 y 323, hasta llegar a una salida que se separaba en 2 escaleras, una iba hacia arriba y la otra hacia abajo, la primera llevaba directamente hasta el despacho del jefe, la segunda, al garaje, en la cual, los empleados de la empresa depositaban sus vehículos antes de comenzar otra exhaustiva jornada de trabajo.

Stanley meditó seriamente sobre la situación, si bajaba, se iría tranquilamente hacía su casa, con el trabajo acabado y pulido, dejando atrás un oficina vacía y sin vida. En cambio, si subía a hablar con su jefe, y cuando Stanley le preguntase que sucedía hoy, este le miraría con cara extrañada y le diría de que ese Jueves 15 de Enero era día festivo, y dejaría en la cabeza de su jefe, la conclusión de que Stanley estaba como una cabra. Supongo que ya sabéis que fue lo que hizo Stanley.

Stanley bajaba las escaleras agarrado a la barandilla, mirando con cuidado dónde pisaba, al llegar a los útimos 3 escalones, dio un salto y encendió la luz del garaje.


The Stanley Parable (ESP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora