Marvel One Shots

Un corazón roto - Clint Barton

Corro hacia mi habitación con la rabia recorriendo todo mi cuerpo, ¿ cómo ese hijo de puta se ha atrevido si quiera a hacerme eso a mí?
Es decir, él sabía lo costoso que era para mí confiar en alguien pero aún así decidió traicionar mi confianza sólo por un revolcón con esa perra barata. Él era, después de Clint, la persona en la que más confiaba y mirame ahora... él me había traicionado.

- ¿De que va ese cretino? - digo enfurecida y sintiendo ganas de golpear algo -. Friday ¿está la sala de entrenamiento libre? - pregunto.

- Lo lamento, señorita, me temo que Wanda y Pietro se encuentran entrenando en este preciso momento - me contesta su voz artificial.

- Está bien, gracias Friday - digo frustrada.

Después de unos minutos intentando contenerme no puedo evitarlo y comienzo a repartir golpes con mis puños a lo largo de toda la pared del cuarto, ahora mismo el dolor es algo irrelevante para mí, tan sólo me ayuda a calmar las ganas de ir y matar a ese cerdo traidor.
Detengo mi puño un segundo antes de que choque con la cara de Clint... pero luego recuerdo que se lo merece por cotilla y termino el movimiento que había comenzado de manera accidental al irrumpir él en mi habitación.

- ¡Auch! - gimotea él mientras acaricia la parte afectada por mi golpe - ¡Se puede saber a qué viene eso! - exclama indignado y estoy dispuesta a responderle una grosería pero él me interrumpe -. ¿Por qué? Tienes las manos destrozadas - mumura él.

- Oh bueno, no es la gran cosa - digo para camuflar las señales de dolor que provienen de mis nudillos.

- De eso nada, vamos ahora mismo a curarte y me cuentas qué ha pasado - dice caminado a la puerta pero yo niego, no quiero que Bruce o cualquiera que pase por la enfermería escuche lo ocurrido -. Está bien - murmura el comprendiendo -, ve a mi habitación. Yo iré a buscar lo necesario para curarte.

[...]

- Hey, soy yo sal de dónde quiera que estés, es hora de curarte - escucho la voz de Clint y decido que es hora de abandonar mi escondite -. Vamos al baño, no quiero manchar nada de sangre y tener que dar explicaciones después - dice calmado.

Caminamos juntos hasta el baño dónde el comienza con su tarea en silencio total, como siempre el me conoce mejor que nadie y sabe que debo decidirme por mí misma a hablar. Después de un rato por fin me decido a hablar, sé que Clint no me traicionará.

- Estaba furiosa - digo de repente y él levanta su vista de mis manos para después asentir y continuar con su trabajo -, decidí darle una sorpresa pero al sorpresa me la llevé yo al verle con una zorra en la cama - esas palabras son suficientes para que cada músculo del cuerpo de Clint se tense -. Tranquilizate, es sólo un gilipollas que se ha ganado mi odio a pulso - fingo desinterés.

- Esto ya está acabado - dice y observó mis nudillos los cuales han sido desinfectados y vendados minuciosamente por mi amigo -. Ah, y a mí no me engañas, sí que te ha afectado lo que ha hecho ese cabrón - finaliza y yo sonrío, podría engañar a cualquiera pero no a él.

- Tienes razón, Clint - murmuro sentándome en el suelo -. Pero no de la manera que tu crees - él me mira confundido antes de sentarse a mi lado permitiéndome apoyar mi cabeza en su hombro -, me sentí traicionada pero tan sólo porque no tuvo el valor de hablar conmigo las cosas. He de admitir que jamás estuve enamorada de él - suspiro de manera triste -, me hubiese gustado pero mi corazón ya tenía dueño... y no me he dado cuenta hasta ahora...

- Oh... - murmura él incómodo - ¿quién es él? - pregunta y yo sonrío, espero que no se tome esto muy mal -, si se puede saber claro...

- Eres tú, Clint - murmuro mientras levanto mi cabeza para encontrarme con sus ojos -. Y quiero que sepas que no te quiero obligar a nada, sólo quería que lo sup...

Mis palabras son interrumpidas debido a la unión de nuestros labios, esto es tan repentino e inesperado que me cuesta corresponderle pero cuando finalmente lo hago nos fundimos en el mejor beso de la historia, sus labios son lo más delicioso que mi boca ha probado en toda mi vida, son suaves y a la vez son levemente rasposos. En fin, que son perfectos.

- Me acabas de hacer el hombre más feliz del universo, enana - dice justo cuando nos separamos -. Te amo, tenlo siempre en cuenta.

- Clint - digo con los ojos cristalizados -, te amo mucho más - murmuro para volver a unir nuestros labios segura de que una traición había dado comienzo a nuestra relación pero que jamás alguna pondría fin a esta.