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El sonido de mis zapatos de taco se oía por todo el maldito lugar; la oficina estaba casi vacía el día de hoy. Caminé hasta el ascensor, y al entrar en él apreté el botoncillo que tenía el número dieciocho. Esperé un par de segundos hasta que las puertas se abrieron para darme paso a una gran sala con sillones, escritorios y un gran ventanal con vista a la hermosa ciudad de Londres.
Me presenté ante la asistente personal de Jerry, quién me llamó de urgencia porque había "un asunto" que debíamos resolver. Apuesto que es una tontería.

-¡Agatha!- saludó el hombre con sus brazos abiertos mientras se levantaba de su asiento.- Al fin llegas.
Acomodé mis gafas de sol en la cima de mi cabeza, y saludé amablemente a Louis y Harry, quienes se encontraban del otro lado del escritorio de Jerry.

-¿Qué pasó ahora?- pregunté con repulsión hacia el hombre.

-¡Alégrate! En una semana será tu primera aparición en público con Louis.- contestó éste.
Miré a Harry, quien no escondía su descontento ni un poco, y luego a Louis, parecía que en cualquier momento se lanzaría sobre Jerry y lo apuñalaría con lo primero que encuentre. Pero después noté sus manos; se las tomaban con fuerza, inquebrantables, fuertes.
Me daba asco el sólo pensar que yo sería quien cubriera un amor de tal magnitud. Nunca dejaba de maldecirme por haber firmado ese contrato bajo presión. Siempre creí que ese es mi punto débil; la presión.

-Agatha.- me llamó la atención Jerry.- Toma asiento, necesitamos discutir un par de cosas sobre ello.
Dejé mi bolso a un lado y obedecí al repugnante...¿tipo?, ¿intento de hombre?, ¿pecho frío?, ya no sé cómo llamarle.
Al pobre de Harry se le notaba la impotencia en los ojos, en cada gesto, era algo casi palpable que flotaba en el aire. Pero, aún así, éste recurrió a la piedad en lugar de la desesperación, aunque esté notoriamente presente en su voz, en cada dolorosa palabra que pronunciaba.

-Jerry, no nos hagas esto.- suplicó el rizado, casi rendido.- Jamás te hicimos daño, ¡no le hemos hecho daño a nadie!.
El nombrado cerró los ojos con fastidio en respuesta.

-Ya lo hablamos miles de veces.- la furia comenzaba a notarse en la voz de Jerry.- Ya firmaron un contrato por cuatro años, no hay nada más que hacer. Si no quieres oír esto, puedes largarte.- dio por terminada la discusión.- Volviendo al tema, Agatha y Louis, irán a Miami, ahí harán un par de actividades que les detallaré día por día. ¿Está claro?. Salimos el jueves.
Este tipo estaba completamente loco si cree que en dos días me iré a Miami.

-Uhm, no tenía planeado viajar tan pronto.- dije en modo de protesta.
Jerry suspiró.

-Ve armando las valijas, porque los pasajes ya están aquí.- contestó enseñándonos los billetes de avión.
Respiré profundo para no generar algún tipo de roce con el imbécil que tenía frente a mi.

-¿Ya sacaste toda tu mierda?.- preguntó Louis.

-Sí, es todo.- contestó un Jerry sonriente.
Tomé mi bolso, volví a acomodar mis gafas de sol sobre mis ojos, y salí detrás de Harry y Louis.

-Oigan, ¿podría hablar un segundo con ustedes?.- pregunté apenas salimos de la oficina.- De verdad necesito hablarles. ¿Podríamos sentarnos y hablar por un segundo?.
Louis miró a Harry, quien asintió quedamente para después sentarnos en los sillones que se encontraban en la recepción del piso dieciocho.

-Esto...yo, yo sólo quería decirles que no estoy en su contra...- comencé mi discurso mirándo hacia mis manos, que estaban sobre mis rodillas, sin poder verlos a los ojos.- no acepté el empleo siendo consciente de lo que ello conlleva, lo siento mucho.

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Por ahora dejo el capítulo por acá, pero en un ratito vuelvo a actualizar. ¡Espero que les guste!

-Eli☆

 Beard 《Larry Stylinson》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora